Jueves 15-7-2010. Tomé un avión lechero. Hizo escala en Santiago y en
Guayaquil. En Santiago nos hicieron bajar del avión pero en Guayaquil no. En
Ecuador hay dos horas menos que en BA. Salí de casa a las 9,30 y llegué a Quito
a las 22,30 hora argentina. Patricia no había llegado a buscarme, porque el
avión tenía hora de llegada a las 20,50. Esperé un ratito y llegó. Tanto en
Guayaquil como en Quito los aeropuertos están en el medio de la ciudad. Me
trajo al NuHouse Hotel, que está en una zona muy concurrida. La habitación es
muy linda y da a la calle. Hay bastante ruido, pero no me va a impedir dormir
porque estoy muy cansada después de un viaje tan largo. Comí unas pringles y
una cerveza del frigobar. Como es de noche no pude ver los volcanes. Mañana me
viene a buscar a las 10 para ir a Otavalo.
Viernes 16-7-2010. Me levanté a las 7,30,me duché y fui a desayunar.
El desayuno lo sirven en un bar a veinte metros del hotel. Tomé jugo de mora,
de naranja y de guanabara, comí ananá y tomé café. Como era temprano y Patricia
me venía a buscar a las 10 preparé mi valija, me conecté a Internet (en el
lobby) y después me fui a caminar por los alrededores. Es un barrio lleno de
restaurantes y cafés. Patricia llegó justo a las 10, y fuimos hacia el norte.
En Guachala está marcada la línea del ecuador y hay un pequeño monumento, que
no es el famoso. Aquí estoy justo en la mitad del mundo!!
Siguiendo para el norte vimos el cerro Imbabura y la laguna de San
Pablo.
Es un dia muy nublado, llovizna de a ratos, y cuando sale el sol es
muy fuerte.
Así se ve desde un mirador donde tomamos un café.
En Cotacachi paramos a almorzar: empanada de queso, pollo con papas
fritas y ensalada y frutillas al natural, que aquí se llaman fresas.
La calle donde está el restaurante es peatonal y está muy limpia y
decorada. La ciudad ganó premios internacionales por la gestión municipal.
Alli venden artículos de cuero: camperas, carteras y monturas.
Luego fuimos a la laguna Cuicocha, que es el cráter de un volcán.
Había tres chiquitas que Patricia conocía y que se llamaban María, Cristina y
Mercedes. Las otavaleñas se visten con su traje típico bordado, son elegantes e
impecables, con collares y el pelo perfectamente peinado. Se visten así
siempre, todos los días del año. Se rieron cuando les dije que eran princesas,
pero lo parecían. Entre ellas hablaban en quechua, que suena como un susurro.
Al lado de la laguna estaba este cartel:
Llovía cuando volvimos a Cotacachi. Igual me bajé del auto para sacarle
una foto a la iglesia.
La siguiente parada fue San
Antonio de Ibarra donde se especializan en esculturas de madera. La plaza tiene
un embaldosado de colores muy bonito
Pasamos por Iluman, donde se concentran los chamanes y los tejedores
de sombreros y volvimos a la hostería a las 17,30. A las 19,30 vamos a cenar.
Llueve. Hay una fiesta religiosa y vimos gente festejando y bailes.
Cenamos en la hostería, éramos los únicos comensales. Comí pollo
grillado, jugo de piña y torta de chocolate. A las 9 y media de la noche estaba
durmiendo.
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