Viernes 24/9/2010. Salimos en un charter el jueves 23 a las 10 de la noche de
Retiro, organizado por el CPCE., todos contadores y acompañantes. Había un
hombre que se sentía mal y el bus paró en un momento supongo que por él. El
hombre no pudo salir del cuarto del hotel en los tres días del viaje porque
estaba con fiebre.
El viaje duró doce horas, pero pude dormir la mayor
parte del tiempo. Llegamos al Hotel Paradiso y nos acomodamos. Eramos 38
personas. El hotel está en Av. Del Sol y Dos Venados, a unas 15 cuadras de la
plaza, subiendo la cuesta. Como teníamos la primera excursión a las tres de la
tarde, salimos con mi amiga Bruni a caminar. Bajamos por la
Av. Del Sol y volvimos en subida. Desde la
ventana del cuarto se ve la
Sierra de los Comechingones, que se llama así porque, cuando
atacaban, los indios decían algo que sonaba como ¨comechingon¨, que significaba
¨te voy a matar¨o ¨fuera de mi territorio¨.
Descansamos un rato y a las 3 puntual nos vinieron a
buscar en dos buses. Recorrimos el Rincón del Este, que es un barrio
residencial, y pasamos por el Casino Viejo, frente al cual hay una escultura de
Perez Celis que se llama El Ojo del Tiempo.
Subimos al Mirador del Peñón, desde donde se ve el
Country Chumamaya.
El guía se llama Fernando y es un chico joven muy
simpático que se fue a vivir a San Luis pero es de Banfield.
Pasamos por otro barrio que se llama Pasos Malos y
por Piedra Blanca, que es el más antiguo, y en el cual vivió Lugones.
Antonio Esteban Agüero es el poeta local. Estuvimos
en su casa, donde hay un algarrobo de 800 años.
Lo metieron preso por antiperonista y escribió este
poema, que está en un cartel:
Yo, Antonio Esteban
Agüero,
capitán de pájaros,
general de livianas
mariposas,
estoy en Buenos Aires,
la capital del Plata,
para ser presidente
y organizar la Patria.
Detrás he dejado
los pueblos que me siguen,
ejército de alondras,
la división blindada de
los cóndores,
las águilas que saben del
sabor de la piedra,
calandrias, chalchaleros,
chiriguas mañaneras,
los secretos lechuzos que
me pasan
la información del día y
de la noche.
Tengo un millón de
caballos
¿Escucháis su relincho?
Que rodean la urbe por sus
cuatro costados,
sus jinetes son muertos de
Facundo,
son muertos de Ramírez,
montoneros del Chacho
sableadores de Pringles,
domadores,
remeseros,
rastreadores,
guitarreros,
espectrales jinetes que cabalgan
remeseros,
rastreadores,
guitarreros,
espectrales jinetes que cabalgan
mi millón de caballos.
Les ruego que se rindan
que depongan las armas,
que guarden los tanques,
y encierren los cañones,
porque mañana a mediodía
quiero estar en la Plaza de Mayo
sobre viejos balcones del
Cabildo
para ser presidente y
prestar juramento:
por los ríos de sangre
derramada,
por los indios y los
blancos muertos
por el sol y la luna,
por la tierra y el cielo,
por el padre Aconcagua,
y por el Mar oceánico,
y por todas las hierbas y
los bosques,
y por todas las flores y
los pájaros,
y por el hambre de los
niños pobres,
y la tristeza de los niños
ricos,
y el dolor de las jóvenes
paridas,
y la agonía de los viejos
Juro.
Yo juro.
Hacer de este país la Patria.
Ordeno que se rindan
porque mañana a mediodía
entraré en Buenos Aires.
Tengo un millón de
caballos
¿Escucháis su relincho?
Nadie podrá atajarme
A la vuelta dormimos un rato y después fuimos a un
restaurante que se llama Cirano a comer chivito, típico de San Luis.
Sábado 25/9/2010. Desayunamos y salimos de excursión
a las 8,30 al Bajo de Veliz. Eramos pocos y fuimos en una combi porque ésta no
era de las excursiones programadas.
Es una hondonada y hace más frío, además está
nublado. Llovió un poco en el camino. Vimos un corral con chivitos.
Fuimos a una cantera donde se encontró una araña
gigante y donde se ven restos fosilizados.
Hay un proyecto para hacer de este lugar un parque
provincial y por eso el cartel.
Estuvimos en un rancho típico de la zona, y unas
chiquitas vendían piedritas. Desde allí se ve el Cerro Aspero, que es una
sierra escarpada.
La ruta termina en un lugar donde hay un guayacan,
que los lugareños llaman árbol de la vida, cuya semilla le cuelgan a los recién
nacidos para que los proteja.
Me compré una semillita. El árbol no es autóctono del
lugar, tiene unos 500 años y fue plantado en una ladera donde le da siempre el
sol.
Paramos a descansar en el Río Cabeza de Novillo donde
tomaron mate.
Del otro lado hay una formación que recuerda el Valle
de la Luna en
San Juan en miniatura.
A la vuelta entramos en Santa Rosa del Conlara, que
es un pueblo antiguo donde se filmó la película “Un lugar en el mundo”.
La estación de tren se llama Adolfo Rodríguez Saa, en
recuerdo del abuelo del Adolfo actual, que se casó con una ranquel y fue
cacique de los ranqueles.
Al mediodía volvimos y fuimos a comer pizza a la
vuelta del hotel. Estaban las calles mojadas, y nos dijeron que había llovido
mucho en Merlo, y que dos veces había caido granizo. Descansamos un rato y a
las 3 volvimos a salir hacia el sur. Pasamos por un pueblo vecino que se llama
Carpintería, no se sabe si porque allí se fabricaban carros y carretas o por
los pájaros carpinteros que abundan.
Pasamos por Los Molles, pueblito chiquito, Villa
Elena, residencial con muy lindas casas y capilla privada de los fundadores.
Llegamos a Papagayos, donde fuimos a la casa de una
artesana que trabaja las hojas de palmera caranday que abunda en la zona,
haciendo muñecas y adornos.
Allí empezó a llover torrencialmente y a caer
granizo, piedras perfectamente redondas y chiquitas que cubrían el piso. Ibamos a ir a hace una caminata que hubo que
suspender, y fuimos a tomar el té a Cortaderas, a un lugar muy bonito. El té
incluía un sándwich de miga, una porción de brownie y una de pasta frola, todo
riquísimo. Afuera llovía que se venía el mundo abajo. Cuando salimos, se veía
el arco iris sobre la sierra.
En compensación por haber perdido parte de la
excursión por el clima, Fernando nos llevó al taller de Juan Carlos Ortega, que
es un escultor de algarrobo. Nos atendió personalmente y nos mostró sus obras.
La más bonita era ésta:
Cuando volvimos a Merlo paró de llover. Descansamos
un rato y nos fuimos a cenar y después a tomar un café al bar del Casino. Enfrente
hay una plaza con esta fuente:
Hay 39 casinos en la provincia del Alberto y el
Adolfo.
Domingo 26/9/2010. Nos levantamos y desayunamos temprano
porque a las 8,30 nos venían a buscar para ir al filo de la Sierra , en el límite con
Córdoba. Subimos por un camino sinuoso de montaña, y desde arriba se veía
Merlo, que no está en un valle sino en la sierra.
Estaba muy nublado y
cuando llegamos arriba llovía y otra vez caía granizo. No es época de lluvias
ni de granizo. Si hubiera habido sol podríamos haber visto hasta el Embalse de
Río Tercero en Córdoba, pero no se veía nada. Bajamos al Mirador del Sol, pero
seguía lloviendo y granizando
Después fuimos al Rincón del Paraíso, donde todos los
días a las 11,20 pasa un águila a buscar carne que allí le dejan, pero el
águila suspendió su visita por la lluvia.
Por aquí debió pasar el águila.
Al mediodía volvimos al hotel. En el jardín todavía
había granizo. Fuimos en taxi hasta la plaza, que se llama Marqués de
Sobremonte. Fue él quien la llamó Villa de Melo (en honor a su amigo Pacheco de
Melo) y por un error en un documento de la época ahora se llama Villa de Merlo.
Frente a la plaza está la iglesia.
Había granizo en la calle.
Comimos unas empanadas y volvimos caminando en
subida. El cielo estaba despejado y todas las nubes estaban sobre la Sierra de los
Comechingones.
Dormimos un rato y a las 20 salió el bus para BA. Tomó
la ruta 7 y la AU
1 y le pedí bajar antes. Me dejó en Eduardo Madero y Chile, y allí me tomé un
taxi. Llegué a casa a las 7,30.
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