Viernes 21/1/2011. Otra vez
nos levantamos 6,30, valijas en la puerta a las 7, desayuno y salida a las
8.15, 15 minutos más tarde porque el desayuno se empezaba a servir a las 7,15.
Nos dirigimos a Vila Viscosa, que en realidad se pronuncia ¨vissosa¨ porque la
c tiene cedilla que no sé como escribir. Allí está el Palacio de los Braganca
(otra c con cedilla) y hay canteras de mármol.
Al salir de Evora pasamos
por un enorme acueducto que no habíamos visto ayer. En el camino hacia el este
–Vila Viscosa está muy cerca de España- pasamos por pueblos con castillos y
murallas.
Ya se están haciendo
repetitivos a esta altura los castillos.
Vila Viscosa es una ciudad
de 7000 habitantes, y por supuesto tiene su castillo. En el centro de la plaza
frente al Palacio, la estatua de Joao IV, primer rey de la dinastía de los
Braganca después de la dominación española, que fue de 1580 a 1640. El Rey
Sebastián se fue a conquistar Marruecos y los españoles se apoderaron de
Portugal en ese lapso. Caminando hacia el Palacio hay una fuente y un gran
cisne blanco.
Hoy es un lindo día, pero
hace frío. Viene la ola polar. Pregunté en el Palacio si se podía entrar y
había una visita guiada, pero duraba una hora y no teníamos ese tiempo.
Al lado del palacio, hay
una iglesia con cúpula cuadriculada muy original.
Las calles están llenas de
naranjos, y los árboles llenos de fruta. No comí por no ensuciarme, y porque me
gusta exprimida, es impresionante la cantidad de naranjas por todas las
calles!!
Vimos desde el bus las
canteras de mármol, que es blanco en la zona, y hay listones de mármol en las
plazas y en las veredas.
Desde el bus también vimos,
en el camino a Entremoz, muchos viñedos. La vendimia es en septiembre y las
vides en enero están peladas. Portugal produce dos tipos de vinos: en el sur,
de clima seco, vino maduro, y en el norte, más húmedo, vino verde, más ácido.
Este vino sólo lo produce Portugal.
Llegamos a Alter de Chao
(la a tiene un acento en forma de viborita que tampoco sé como escribir) y
subimos a Alter Pedrozo, donde hay, como no, otro castillo. Alter significa
tierras del rey. Chao es suelo y Pedrozo, de las piedras. Las tierras del rey
al ras del suelo, y en lo alto de las piedras, pero todas tierras del rey.
Allí en Alter de Chao nos
dieron tiempo para almorzar. Es un pueblo chiquito, y hay dos o tres barcitos.
Yo no tenía hambre, porque
a las 7 de la mañana, en el desayuno, había comido tostadas con dos quesos
distintos, más croissants con manteca y mermelada, más dos tazas de café más
fruta, es decir 500% más que mi desayuno habitual en BA. Con semejante ingesta,
no tengo hambre hasta las 3 ó 4 de la tarde. En un bar compré jugo de manzana
en botella y un rollito de pollo y me senté a comer en la plaza. Axel tomó
coca. Frente a la plaza estaba el castillo y entramos.
Eran las 12,20, y en la
puerta había un cartel que decía que estaba cerrado de 12,30 a 14. Dimos una
vuelta por el patio y subimos a las murallas. Cuando quisimos salir la puerta
estaba cerrada. Axel pretendía que llamara al 911, miré por el agujero de la
cerradura y había gente del grupo en la vereda de enfrente. Pensé en gritar
cuando alguien se acercara, o subirme a la muralla y gritar desde allí. Pero no
hizo falta, porque unos minutos después una chica vino y abrió la puerta.
Experimenté lo que es estar encerrada en un castillo del siglo XIII..
Caminamos un rato y
encontré un bar donde tomé un cafecito, por el que pagué 0,55 euros.
A las 13,30 nos subimos
otra vez a los ómnibus para ir a Almourol. Pasamos por un puente romano del
siglo I, y vimos bosques de pinos y de eucaliptos.
Por Almourol pasa el río
Tajo y nos llevaron en unos barquitos minúsculos a dar una vuelta por el río,
que es enorme! y ver un castillo que fue de los Templarios. Axel estaba en un
costado y se mojó, y yo también un poquito, hace mucho frío y el agua estaba
helada!! Por suerte fueron sólo 15 minutos, porque los barquitos eran de lo más
precarios.
Cuando bajamos del barquito
le pregunté a Rui dónde podía tomar un café y me dijo que a un costado de la
iglesia había un barcito.
Estaba dentro del edificio
de la iglesia y era minúsculo, sólo dos mesas, nos sentamos en la única libre
porque la otra estaba ocupada por varios parroquianos locales que jugaban a las
cartas. Tomamos dos cafés por un euro, y sacamos de una máquina que había allí
dos tubitos de papas Pringles (a un euro cada uno).
Subimos otra vez a los
buses y viajamos media hora hasta Tomar para ver el castillo de los Templarios.
Yo leí sobre este tema, pero no conocía la historia de los Templarios en
Portugal.
El nombre oficial era la Orden de los Pobres
Caballeros del Templo. Y el Templo era el de Salomón, en Jerusalén, ya que el
objetivo de la Orden
era recuperarlo, desalojando a los musulmanes que lo tenían en su poder. Lo de
pobres caballeros era porque, para entrar en la Orden , debían deshacerse de
sus pertenencias materiales.
Portugal pretendía
convertirse en la primera nación europea de la época totalmente cristiana. Para
llegar a Jerusalén los Templarios iban por tierra o navegando por el mar
Mediterráneo, y los que iban por mar pasaban por los puertos portugueses del
sur sobre el Atlántico y hacían escala allí para aprovisionarse o para esperar
que hubiera clima favorable para el viaje. Los reyes portugueses pedían ayuda a
los Templarios para expulsar a los moros de sus territorios, y les ofrecían
para la Orden
las riquezas que pudieran obtener, porque los reyes sólo pretendían recuperar
las tierras. Así algunos Templarios se quedaron en Portugal, ya que les daban
facilidades para que se instalaran.
Cuando el Papa Inocencio
III disolvió la Orden
de los Templarios y ordenó confiscarles todas sus riquezas, bajo amenaza de que
el reino que albergara Templarios en su territorio no sería reconocido por el
Papa, Portugal creó la Orden
de Cristo y los siguió albergando con el nuevo nombre. En Almouron está el
Convento de la Orden
de Cristo, que era de los Templarios, bajo este nuevo nombre, para no molestar
al Papa.
El Convento es un edificio
monumental, en proceso de reciclado, para el cual la Unión Europea aportó 9.000.000
de euros. Allí está el ejemplo más representativo del estilo arquitectónico
manuelino, creado especialmente por Portugal, que en ese momento era un país
muy rico por su comercio con Oriente, como estilo propio, y que recogía
elementos encontrados por los navegantes en sus viajes. Es el barroco local, y
hay una ventana que es el ejemplo más acabado del estilo.
Compré un folleto y voy a
leer más de este tema cuando vuelva.
Subimos otra vez a los
buses para ir a Fátima, donde dormimos hoy. En el viaje, Rui contó la historia
del santuario.
El 13 de mayo de 1917 tres
pastorcitos de 11,10 y 7 años, Lucía, Jacinta y Francisco, pastaban sus ovejas
en este lugar. Al mediodía estaban comiendo pan y apareció una luz muy fuerte
sobre una encina. Se asustaron y estaban por irse cuando escucharon una voz que
los llamaba, y vieron la imagen de la Virgen
María , que les dijo que su misión era rezar por el bien de la
humanidad. Ella también les dijo que volvería a aparecer los días 13.de cada
mes y que ellos debían guardar el secreto. Pidió que se construyera un
santuario en el lugar de las apariciones, que fue inaugurado en 1919. La Virgen apareció en total cinco
veces, pero los niños no pudieron guardar el secreto y la última vez que
apareció que fue el 13 de octubre de 1917, además de los tres pastorcitos había
70.000 personas en el lugar. Sólo ellos tres la vieron, y las demás personas
contaron que el sol se transformó en un disco móvil del cual salían luces. La Virgen les reveló en esa
última aparición los llamados tres secretos de Fátima, que se referían al
avance del comunismo, a la posibilidad de una guerra nuclear y a un atentado al
Papa.
El atentado al Papa se
produjo durante el pontificado de Juan Pablo II, a quien le dispararon un tiro
que quedó a milímetros del corazón. La bala, una vez recuperada, encajaba
perfectamente en un agujero que tenía la corona de la virgen en el santuario de
las apariciones.
Con posterioridad se
construyeron en el lugar dos iglesias más, una de ellas con capacidad para 9000
personas sentadas.
Cuatro millones de personas
de todo el mundo pasan por Fátima todos los años.
Cuando estábamos llegando a
Fátima, Rui dijo que había un shopping donde podía dejar a quienes quisieran
comprar merchandising y volver a buscarlos en 50 minutos. Sólo 3 personas
decidimos ir directamente al hotel, Axel, el uruguayo y yo. Los demás se
bajaron en masa.
El hotel está pegado al
santuario, y esto de la Virgen
es un negocio fabuloso: hoteles, restaurantes, cientos de tiendas de recuerdos:
una ciudad entera dedicada al tema de la Virgen de Fátima.
A las 8,30 bajamos al
restaurante, porque esta cena estaba incluida en el recorrido. Sirvieron
tallarines con salsa, y después pescado, y para los que no queríamos pescado,
cerdo con papas al natural. De postre había un arrollado con crema y fruta.
El plan es ir a visitar el
santuario mañana a la mañana y a las 11 salir para Oporto.
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