Viernes 23-7-2010. A las 7 estaba desayunando. Es buffet y hay de todo
lo imaginable.
Como recién a las 12,45 me iba, salí a ver lo que me recomendó ayer
Jorge. Cuando llegué a la Plaza
de las Iguanas había música. Era una banda militar que cantaba canciones
tropicales, a las 8,30 y en día de semana. Estaba Teleamazonas y mucha gente
mirando y bailando. Las iguanas debieron asustarse con tanto ruido, porque no
estaban visibles.
Festejan las ¨fiestas julianas´, Yo no entendía bien qué era, porque
la independencia de Guayaquil fue el 9 de octubre de 1820, y por eso la avenida
principal se llama 9 de octubre. Ellos la llaman boulevard aunque no tiene
plazoleta central.
A las 9 abrió el Museo Municipal y entré, está a una cuadra de la
plaza y a unas cuatro del hotel. Allí está la historia de la ciudad, y entendí
que ahora festejan el aniversario de la fundación de la ciudad, el 25 de julio
de 1537. En realidad tuvo varias fundaciones, pero los historiadores se
pusieron de acuerdo en que la definitiva fue ese día. Allí está la historia de
los piratas que la asaltaban cada vez que pasaban, de los pavorosos incendios
que la destruyeron varias veces, porque todas las edificaciones eran de madera,
las guerras de la independencia y hasta una cama de Bolivar de 1,56 de largo.
Era enano o dormía con los pies afuera.
En una de las paredes del Museo, este poema del ecuatoriano Juan
Bautista Aguirre:
Guayaquil ciudad hermosa
de la América
guirnalda
de tierra bella esmeralda
y del mar perla preciosa,
cuya costa poderosa
abriga tesoro tanto
que con suavísimo encanto
entre nácares divisa
congelado en bella brisa
lo que el alba vierte en llanto.
Allí cerca, en los muros exteriores del Banco Central de Ecuador, se
reproducen obras que están en los museos.
Desde el hotel, cinco cuadras para el lado opuesto al Malecón, está el
Parque del Centenario, que es otra plaza cercada.
Quince cuadras más al norte está el Malecón del Salado, que es un brazo del mar, y también es un paseo muy bonito. Me tomé un taxi desde el Parque del Centenario que me cobró us$ 1.
Recorrí este Malecón y volví al hotel en otro taxi por us$ 2.
Hoy también hace mucho calor y humedad. Hay muchísima gente por todos
lados, caminando, conversando, sentados en los bancos de las veredas, tomando
bebidas y comiendo.
En el centro había un incendio, se veía una columna de humo negro y
había un olor a quemado muy fuerte. Pasaron la policía y los bomberos con
sirenas, y los autos tocaban bocina, era el infierno.
Por lo menos ví tres tipos de policías en Guayaquil: están los de
tránsito de chalecos fosforescentes, otros de uniforme azul y otros de uniforme
militar. Hay muchísimos en las calles.
Volví al hotel a descansar un poco del calor. A las 12 era el check
out, y a las 12,45 salía el transfer al aeropuerto, donde tengo que tomar el
bus a Salinas. Dejé mi valija en la recepción y me fui al KFC.
A las 12,45 nos llevaron a mí y a dos personas más, al aeropuerto.
Pasamos cerca de este edificio que vi ayer desde el cerro Santa Ana, y que
tiene una taza de café en el techo.
Esperé en el aeropuerto un
rato largo, hasta que apareció el hombre del Hotel Barceló para ir a Salinas.
Eramos 14 personas, y recién salió a las 3 de la tarde, porque los demás bajaban
de los aviones que iban llegando. En el aeropuerto de Guayaquil hay un estanque
con peces rojos que no había visto cuando llegué.
El viaje duró dos horas y el paisaje no era lindo. El Hotel Barceló
está al lado del mar, tiene playa y piscina y régimen all inclusive.
Mi habitación en realidad es un departamento, tiene balcón con mesa y
sillas, y ventanas que miran al Pacífico. Está muy nublado y fresco, justo
ahora que tengo playa!
Ví en la televisión a Chavez rompiendo relaciones diplomáticas con
Colombia con Maradona al lado y me dio dolor de panza.
Fui al snack bar y tomé un jugo de papaya, mandarina y limón, y comí
una hamburguesa. Era rara pero rica, creo que le ponen tomate a la mezcla de
carne.
A las 8,30 fui a cenar. La oferta de comida es escandalosa, pero comí
poco. Eso si, tomé dos jugos.
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