martes, 21 de agosto de 2012

VIAJE A ESPAÑA Y PORTUGAL - LISBOA 3


Miércoles 26/1/2011. Dormí diez horas seguidas. Axel me despertó a las 8. Desayunamos y a las 10,15 salimos otra vez hacia la Plaza del Marqués de Pombal, porque el pasaje en el bus turístico tiene vigencia también hoy.


Tomamos el rojo y nos bajamos en la parada del Museo de los Carruajes. Es un edificio que parece un palacio, era el picadero real, y allí están los carruajes que usaban los reyes, uno más espectacular que el otro. También está el carruaje donde iban el rey y el príncipe heredero en 1908 cuando los mataron los republicanos, con las marcas de las balas.


Cuando salimos del museo fuimos caminando hacia el sur porque yo quería ver de cerca el Monumento a los Descubrimientos, que parece una carabela y tiene las estatuas de Vasco de Gama y de muchas otras personas, que miran hacia el Tajo, y fue construido a fines del siglo XX para conmemorar los 500 años del descubrimiento de la ruta a Oriente.
Caminamos hacia el sur varias cuadras, encontramos una fuente espectacular, pero por el medio de la avenida que bordea el rio pasa el tren y no había cómo cruzar las vías.


Le pregunté en inglés a un alemán si sabía cómo pasar del otro lado, y me dijo que había un paso subterráneo. Pasamos por allí y vimos de cerca el monumento, que es impresionante, y seguimos caminando hasta la zona de la Torre de Belén, porque yo quería comprar unos chales que venden allí.



Compré los chales y también compré en la panadería de 1837 que está en la otra cuadra del Convento de los Jerónimos dos Pasteles de Belén, que son unas tortitas de hojaldre con crema pastelera, típicas de acá, que venden calientes, y que son riquísimas, yo ya las había probado en el desayuno del Marriott, pero no tan ricas. A Axel no le gustaron, así que me tuve que sacrificar y comerme las dos.


De ahí tomamos otra vez el bus rojo y nos bajamos en el Museo de Oriente, es un lugar muy oscuro, con trajes, muebles, cajas y representaciones de dioses traídos de Oriente por los navegantes portugueses.
Cuando salimos, subimos otra vez al bus rojo hasta la Plaza del Marqués de Pombal, y ahí nos subimos al azul. Pasamos otra vez por la Plaza de Oriente y los edificios que parecen carabelas –no me canso de verlos- hasta llegar al Museo del Azulejo, donde hay cerámicas y azulejos desde el siglo XV hasta ahora mismo, porque a los portugueses les gustaron siempre como decoración y hay artistas contemporáneos que siguen trabajando con ellos. Este museo está en un antiguo convento, y también vimos la iglesia llena de oro por todos lados, una maravilla.





Esta parece un poco porno!!


Eran las 4 de la tarde, hacía frío aunque había más sol que ayer, y no habíamos comido nada desde el desayuno, exceptuando los Pasteles de Belén. Nos subimos al bus azul otra vez, nos bajamos en la Baixa y entramos en un bar. Tomé un café y comí un gofre con chocolate, que es un waffle.
Por todas partes hay veredas originales:






Caminamos un poco por la Calle Augusta, que es peatonal y desemboca en la Plaza de Comercio, donde hay un gran arco de triunfo que no recordaba haber visto antes. El primer bus que vino fue el rojo, nos subimos con la idea de volver al hotel, ya estaba oscureciendo, pero Axel decidió bajarse antes y volver caminando. Pasé otra vez por el puente 25 de abril, tampoco me canso de ver el puente:


Yo seguí hasta que terminó la vuelta, y llegamos al hotel con una diferencia de 3 minutos, pero él caminó unas 20 ó 25 cuadras en subida.
Cuando se hizo de noche estaba muy frío.
A las 8,45 salimos a comer algo. Yo había visto una pizzería acá a la vuelta y fuimos. Ahí descubrimos que abajo mismo del edificio del hotel, que está en una especie de galería, hay un patio de comidas que tiene de todo. Como en la escalera que baja hay un cartel de un restaurante japonés, pensé que era el único. Comimos una pizza de pollo y queso –adoro esa combinación- con masa integral muy finita. A las 9,30, cuando salimos, ya la mayoría de los negocios estaba cerrando.
Usé mi media hora de Internet en el lobby, pero la conexión es muy lenta, tarda mucho en cargar los adjuntos, mientras carga leo Perfil y La Nación, pero estoy atrasada con mis lectores, y tengo más capítulos escritos que los que alcanzo a enviar. 

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