Miércoles 26/1/2011. Dormí
diez horas seguidas. Axel me despertó a las 8. Desayunamos y a las 10,15
salimos otra vez hacia la Plaza
del Marqués de Pombal, porque el pasaje en el bus turístico tiene vigencia
también hoy.
Tomamos el rojo y nos
bajamos en la parada del Museo de los Carruajes. Es un edificio que parece un palacio,
era el picadero real, y allí están los carruajes que usaban los reyes, uno más
espectacular que el otro. También está el carruaje donde iban el rey y el
príncipe heredero en 1908 cuando los mataron los republicanos, con las marcas
de las balas.
Cuando salimos del museo
fuimos caminando hacia el sur porque yo quería ver de cerca el Monumento a los
Descubrimientos, que parece una carabela y tiene las estatuas de Vasco de Gama
y de muchas otras personas, que miran hacia el Tajo, y fue construido a fines
del siglo XX para conmemorar los 500 años del descubrimiento de la ruta a
Oriente.
Caminamos hacia el sur
varias cuadras, encontramos una fuente espectacular, pero por el medio de la
avenida que bordea el rio pasa el tren y no había cómo cruzar las vías.
Le pregunté en inglés a un
alemán si sabía cómo pasar del otro lado, y me dijo que había un paso
subterráneo. Pasamos por allí y vimos de cerca el monumento, que es
impresionante, y seguimos caminando hasta la zona de la Torre de Belén, porque yo
quería comprar unos chales que venden allí.
Compré los chales y también
compré en la panadería de 1837 que está en la otra cuadra del Convento de los
Jerónimos dos Pasteles de Belén, que son unas tortitas de hojaldre con crema
pastelera, típicas de acá, que venden calientes, y que son riquísimas, yo ya
las había probado en el desayuno del Marriott, pero no tan ricas. A Axel no le
gustaron, así que me tuve que sacrificar y comerme las dos.
De ahí tomamos otra vez el
bus rojo y nos bajamos en el Museo de Oriente, es un lugar muy oscuro, con
trajes, muebles, cajas y representaciones de dioses traídos de Oriente por los
navegantes portugueses.
Cuando salimos, subimos
otra vez al bus rojo hasta la
Plaza del Marqués de Pombal, y ahí nos subimos al azul.
Pasamos otra vez por la Plaza
de Oriente y los edificios que parecen carabelas –no me canso de verlos- hasta
llegar al Museo del Azulejo, donde hay cerámicas y azulejos desde el siglo XV
hasta ahora mismo, porque a los portugueses les gustaron siempre como
decoración y hay artistas contemporáneos que siguen trabajando con ellos. Este
museo está en un antiguo convento, y también vimos la iglesia llena de oro por
todos lados, una maravilla.
Esta parece un poco porno!!
Eran las 4 de la tarde,
hacía frío aunque había más sol que ayer, y no habíamos comido nada desde el
desayuno, exceptuando los Pasteles de Belén. Nos subimos al bus azul otra vez,
nos bajamos en la Baixa
y entramos en un bar. Tomé un café y comí un gofre con chocolate, que es un
waffle.
Por todas partes hay
veredas originales:
Caminamos un poco por la Calle Augusta , que es peatonal
y desemboca en la Plaza
de Comercio, donde hay un gran arco de triunfo que no recordaba haber visto
antes. El primer bus que vino fue el rojo, nos subimos con la idea de volver al
hotel, ya estaba oscureciendo, pero Axel decidió bajarse antes y volver
caminando. Pasé otra vez por el puente 25 de abril, tampoco me canso de ver el
puente:
Yo seguí hasta que terminó
la vuelta, y llegamos al hotel con una diferencia de 3 minutos, pero él caminó
unas 20 ó 25 cuadras en subida.
Cuando se hizo de noche
estaba muy frío.
A las 8,45 salimos a comer
algo. Yo había visto una pizzería acá a la vuelta y fuimos. Ahí descubrimos que
abajo mismo del edificio del hotel, que está en una especie de galería, hay un
patio de comidas que tiene de todo. Como en la escalera que baja hay un cartel
de un restaurante japonés, pensé que era el único. Comimos una pizza de pollo y
queso –adoro esa combinación- con masa integral muy finita. A las 9,30, cuando
salimos, ya la mayoría de los negocios estaba cerrando.
Usé mi media hora de
Internet en el lobby, pero la conexión es muy lenta, tarda mucho en cargar los
adjuntos, mientras carga leo Perfil y La Nación , pero estoy atrasada con mis lectores, y
tengo más capítulos escritos que los que alcanzo a enviar.
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