Jueves 27/1/2011. Nos
levantamos tarde otra vez, 8,20. Llueve en Lisboa y no hace nada de frío.
Después de desayunar me fui hasta la Plaza Restauradores
y cambié cheques de viajero. Venía con la plata en el bolso. Cuando casi
llegaba otra vez al hotel, alguien me agarró del brazo. Me dí vuelta, y era un
hombre que se disculpó tres o cuatro veces, porque me había confundido con
alguien conocido suyo. Qué susto!!
Averigüé en el hotel como
ir al Palacio de San Jorge y por la excursión a Sintra y Cascais. Llovía otra
vez. Decidimos ir en el metro al shopping Colombo. Ahí descubrí que la estación
del metro Avenida, de la línea azul, está justo en la plazoleta frente al
hotel, porque la Av. Liberdade
es un boulevard. Tomamos el metro, y bajamos en la estación Colegio Militar,
toda azulejada, que tiene salida directa al shopping.
Es una monstruosidad de
grande.
Axel se sentó en un sillón
masajeador, entramos a curiosear en una tienda de Disney que tenía disfraces de
todos los personajes, y en una juguetería. Paseamos por el shopping, que a Axel
le encanta pero a mi me agobia.
Dentro del shopping hay un
parque de diversiones, y Axel se subió a la montaña rusa. Como era el único –yo
no me subo ni aunque me maten- iba él solo en el primer carrito con todos los
demàs carritos detrás.
Después fuimos al
supermercado, porque yo quería comprar el chocolate amargo que compré en Braga
pero no había el que yo buscaba. Compré cuadernos para Eric y Gareth, nueces y
salchichas en lata.
Después fuimos a comer al
KFC, que a los dos nos encanta. A las 4 de la tarde tomamos otra vez el metro
hasta el hotel. Lloviznaba, pero había sol. Hoy estrené el paraguas que me
compré en Madrid.
Este es el hotel NH
Liberdade y se ven los ascensores, que son externos:
Hay sol pero llovizna:
Dejamos los paquetes y
decidimos tomar el tranvía 12 y subir al castillo. Fuimos caminando hasta la Plaza Figueiras y lo tomamos.
Axel se burla de mí porque
pretendo hablar en portugués, pero le dije a la chica que lo manejaba ¨até o
castelho¨ y me entendió perfecto. Sube a la parte alta por callecitas
empinadas, y pasa a un centímetro de los autos estacionados. Después de bajar
del tranvía tuvimos que caminar dos cuadras más en subida, y allí hay un
mirador, del cual se ve la ciudad y el río.
Hay una muralla de la época
visigoda. Decidimos no entrar al castillo porque eran las 5,30, se iba a hacer
de noche enseguida, y cuesta 7 euros la entrada, vamos a volver otro día.
Volvimos caminando al hotel siguiendo la vía del tranvía hasta la Plaza Figueira.
Axel fue a comprarse un
café al Starbucks de Plaza Rossio y yo vine caminando y antes de subir al hotel
tomé un café en el patio de acá abajo y comí un pastel de Belén. Hoy ya no
puedo caminar más, me duele todo.
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