Martes 18/1/2011. Me
desperté temprano y a las 7 estaba desayunando. Axel vino enseguida. A las 7,45
todavía no era pleno día. A las 8,30 bajamos porque empezaba el city tour. Es
un grupo de 70 personas, un montón de gente, y nos movilizamos en dos tremendos
buses.
Así se ve Lisboa desde el
7mo piso del Marriott:
Pasamos por la Universidad Católica ,
por la Universidad
de Lisboa, la Plaza
de España, el Arco de Triunfo, y llegamos al monumento que recuerda la caída de
la dictadura de Oliveira Salazar el 25/4/1974. A partir de ese momento Portugal
es una democracia parlamentaria. No recordaba que hubiera pasado algo tan
importante en fecha tan reciente.
Detrás de este monumento y
hacia el río Tajo está el parque Eduardo VII, rey inglés, según la guía porque
Portugal ha tenido una alianza con Inglaterra que ya lleva 600 años. Ay,
cuantas cosas ignoro!!
La guía es una lisboeta
bastante antipática, y me retó porque habla en portugués para los brasileños y
después en español para los poquísimos argentinos y uruguayos que somos, y le
dije que no decía en castellano todo lo que decía en portugués.
Lisboa fue conquistada a
los moros en 1147, antes que Castilla. En esa época la capital no era Lisboa
sino Coimbra, que tiene la
Universidad más antigua de Europa, fundada en 1291. Lisboa
fue la capital desde el año 1250.
En el siglo XV fue un país
muy rico, a raiz de los descubrimientos y el comercio con Oriente. Con esas
riquezas se construyeron muchos edificios y Lisboa se convirtió en el puerto
más importante de Europa. Pero en 1755 una catástrofe natural –terremoto más
tsunami más incendio que duró 8 días- destruyó la ciudad.
De los 300 monasterios que
había antes del terremoto quedaron 90.
Un gran monumento al final
del parque de Eduardo VII recuerda al Marqués de Pombal, que mira hacia el río
Tajo, que fue el alcalde de la ciudad en la época del terremoto y que fue quien
la reconstruyó.
Siguiendo hacia el río está
la Plaza Restauradores
(restauración de la independencia de España, tampoco sé nada de esta historia),
y la
Plaza Rossio que es el corazón de la
ciudad, y allí está el Teatro Nacional. En la plaza frente al río ministerios
del gobierno, y el monumento a Pedro IV, que fue el emperador Pedro I de
Brasil.
La zona cercana al río se
llama Baixa (baja). Mirando hacia arriba se ve el castillo moro de San Jorge y
las ruinas de la Iglesia
del Carmen. Seguimos hacia el norte bordeando el río y allí está la Plaza de Figueira con la
estatua de Don José, que era el rey en 1755 y varias entradas al barrio de
Alfama, que está sobre una colina y cuyas calles tienen escaleras. Es el barrio
más antiguo de la ciudad. Pasamos por la Plaza del Campo de las Cebollas y vimos el puente
sobre el Tajo que también se llama 25 de abril y que tiene 2300 metros de
largo.
Del otro lado del puente
hay un Cristo que es una réplica del de Río de Janeiro. Allí ya no es Lisboa,
que termina en el río. Es un puente colgante de 70 metros de altura, inaugurado
en 1966, por el cual pasan autos y el tren, pero le pregunté a la guía si había
otro, porque el que pasamos ayer estaba segura que no era éste. Hay otro mucho
más al norte, que se llama Vasco de Gama, y tiene 17 km de largo, ése es el que
cruzamos ayer.
Sobre el río hay un gran
monumento en homenaje a los navegantes.
Paramos en la Torre de Belén, edificio de
piedra de 1514 muy hermoso sobre el Tajo que cumplía la función de fortaleza, y
que más tarde fue prisión.
Había unos pájaros que eran
gaviotas, pero muy gordas. Allí también está el hidroavión en el cual se cruzó
por primera vez el Atlántico Sur en 1922.
De allí nos subimos
nuevamente al bus y pasamos por el Parlamento. Portugal tiene cámara única con
230 diputados y hay 5 partidos políticos. El edificio del Parlamento es un
antiguo monasterio de los benedictinos hecho de piedra calcárea, que abunda en
el país, y en la parte de atrás está la residencia del primer ministro. El
próximo domingo hay elecciones para presidente, pero no se nota, hay algunos
carteles pero no un clima preelectoral como el que conocemos. Votar no es
obligatorio en Portugal.
La calle que bordea el
Parlamento es la de la Estrela. Y
también está allí la Basílica
de Estrela, primera iglesia construida después del terremoto de 1955 por la Reina María para conmemorar el
nacimiento de su primer hijo.
Pasamos por el Palacio del
presidente de la república –es de color rosa- y llegamos al Monasterio de los
Jerónimos, en el Barrio Restelo, donde paramos otra vez. Allí están enterrados
reyes y otras personalidades, como Vasco de Gama. El Barrio Restelo era
antiguamente una playa desde la cual partían los barcos.
El Monasterio de los
Jerónimos fue construido por el Rey Manuel a partir de 1502 para conmemorar los
descubrimientos portugueses y como capilla funeraria. Es un edificio monumental
en el cual están la Iglesia
y los museos arqueológico y de la marina, con una mezcla de estilos gótico,
renacentista, barroco y manuelista. Su construcción demandó 60 años. Hay
elefantes sosteniendo tumbas, porque los portugueses navegaban en esa época por
todo el mundo y comerciaban especialmente con Oriente, y la arquitectura
reflejaba esa situación.
El Rey Manuel de Portugal
se casó 3 veces: con dos hermanas hijas de los Reyes Católicos y con una
hermana del Emperador Carlos V. Voy a
leer esta historia cuando vuelva.
El city tour terminó allí
en el centro de la ciudad. Como yo quería reservar el hotel para la última
semana de enero y tenía varias direcciones, caminamos por la Avenida Liberdade.
Por el mismo precio que el Sofitel me quería cobrar por una habitación linda,
sin desayuno, el NH Liberdade, por quedarnos una semana, me dio un upgrade a un
departamento con kitchenette, desayuno y wifi en el lobby. Está en la misma Av.
Liberdade, en el centro de la ciudad. Del 24 al 31/1 vamos a alojarnos allí.
Caminamos por la ciudad,
comimos lasagna, y recorrimos el parque Eduardo VII. De allí tomamos un taxi al
hotel.
Descansamos un rato porque
a las 7 de la tarde nos llevaban al Barrio Alto, el más típico de Lisboa, donde
hay restaurantes, bares y casas de fado. No teníamos hambre, pero subimos y
bajamos las callecitas. Allí hay un bar que se llama La Brasileira , que frecuentaba
Fernando Pessoa, y en la vereda, su estatua. A las 9 de la noche nos trajeron
otra vez al hotel.
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