5/2/2010: Despues de desayunar, le pedi a Kostas agua para limpiar los parabrisas, que tenian tierra y nieve, y me tiró agua con una manguera. En el techo del auto habia hielo. El grupo de argentinos iba a los monasterios con su guía y yo los seguí porque estoy harta de perderme. Fuimos a los monasterios de Espíritu Santo y Gran Meteora, uno de monjas y otro de monjes, construidos en lo alto de los peñascos. En la entrada, cuando se compran los tickets, hay polleras para que se pongan las mujeres, no se puede entrar con pantalones.
En el hotel de Kalambaka no había internet, pero aqui hay free wi fi. Salimos a cenar y fuimos a un restaurant frente al hotel, Axel moussaka y yo un crepe de jamón y queso.
6/2/2010: Desayunamos y fuimos caminando al santuario de Apolo que esta a 300 metros del hotel.Allí también esta el famoso museo arqueológico de Delfos. Leí en la guia que en el siglo pasado Francia donó un millón de francos para mudar la ciudad, que estaba edificada sobre las ruinas del santuario. Es muy grande, hay parte reconstruida, pero lo que mejor se conserva es el teatro con las gradas. Es impresionante estar allí con todo lo que uno leyó y escuchó toda la vida sobre el oráculo de Delfos. En el museo estan las estatuas y los frisos encontrados en las excavaciones, algunos enormes.
En la ruta encontramos un gran monumento a los caídos en la guerra, en la entrada de un pueblo llamado Karakolithos.
Con tantos inconvenientes decidí irme de Lavidia a Tebas. Axel protestando y diciéndome que antes de alquilar un auto tengo que aprender a manejar en montaña!!
Llegamos a Tebas (en la guía decia que no se conservaban ruinas) pero como es una ciudad con tanta historia decidimos entrar. Hay un museo arqueológico, pero estaba cerrado. Cerca del museo comimos unos gyros pork (nos hicimos adictos). Eran las 14,30 y estabamos a menos de 100 km de Atenas, donde tenía que devolver el auto a las 6 de la tarde, así que tenía tiempo de sobra.
Esta zona está bastante bien señalizada, encontré la autopista y puse rumbo a Atenas. Esta mañana en Arahova había cargado nafta calculando llegar bien a Atenas y que sobrara por si me perdía. Cuando me faltaban 40 km para llegar el tablero me indicó que tenía que cargar. Siempre me indicaba los km que faltaban hasta cargar pero ahora me ponía sólo rayitas. En la autopista había una estación de servicio y paré porque no quería correr el riesgo de quedarme sin nafta. Después de mucho intentar (me decían que no) entendí que había una huelga y que no vendían combustible. Seguí adelante con mi sistema nervioso al límite y todavía faltaban muchas aventuras.
Me habían dicho que tenía que salir de la autopista cuando los carteles indicaran Plaza Syntagma y en un momento decidí salir porque ya los carteles decian Pireus, que está al sur de la ciudad. Cuando salí encontré una estación de servicio y cargué diez euros, pero el tablero seguia indicando rayitas y no kilómetros restantes. Le pregunté primero a un motociclista por Plaza Syntagma y me dijo que siguiera derecho. Era sábado y teóricamente el centro de Atenas debería estar tranquilo pero era un verdadero caos de transito. Le pregunté a una chica y me indicó, y me preguntó si la podía llevar. Le dije que si y se subió. Había muchos policías desviando el transito y mi pasajera, que se llamaba Flora y había estudiado sociología en Alemania habló con varios taxistas desde el auto (era infernal el embotellamiento) y me dijo, en inglés, que Plaza Syntagma estaba cerrada por una protesta. Tambien me contó que pagaba 230 euros por mes para aprender inglés y que estaba contenta de poder practicarlo, que hablaba muy bien alemán pero que el inglés le costaba mucho. Siguiendo sus indicaciones dimos un gran rodeo para acercarnos al centro, pero por todos lados habia embotellamientos. Ella llamó desde su celular a la agencia de autos (que iba a venir al hotel a buscarlo) y nos encontramos con el hombre en algún lugar cerca de la agencia. Al final Flora me ayudó un montón llamando por teléfono y hablando en griego con la agencia, y yo no la llevé a ningún lado. Le dí mi tarjeta y le dije que si venía a
Buenos Aires me avisara. Llegó el hombre y nos llevó al hotel, la manifestación había terminado. Creo que en diez minutos más me hubiera puesto a llorar.
Y asi terminó mi maratón por Grecia, mañana tomamos el avión a Estambul, estuvimos en Mykonos, Ano Mera, Heraklion, Rethimno, Chania, Thira, Akrotiri, Antigua Thira, Atenas, Corinto, Patra, Preveza, Parga, Igoumenitsa, Kerkyra, Kanoni, Achillion, Ioannina, Metzovo, Kalambaka, Lamia, Delfos, Arahova, Lavidia y Tebas, y pasamos por innumerables ciudades más.
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