martes, 17 de julio de 2012

VIAJE A ESPAÑA - DE MADRID A PAMPLONA


Martes 17/7/2012. Mi ventana daba a la calle. En algunos momentos, entre sueños, escuché que hablaban. Puse el despertador a las 7 pero lo apagué y seguí durmiendo hasta las 9. A la mañana estuve haciendo operaciones bancarias (para reservar próximo viaje a India, desde Argentina no me dejaron) y desayuné, aquí en el hostal no hay desayuno. Otra vez viaje en metro hasta el aeropuerto Terminal 4 donde salen los autobuses. Esta vez fue mucho más sencillo conociendo el camino y con valija nueva de cuatro ruedas.
Llegué con tiempo, el autobús a Pamplona salía a las 3 de la tarde, así que pude comer un bocadillo de tortilla y leer sobre Pamplona y Navarra. 
El camino es suavemente ondulado y a veces aparecen sierras. Sólo agricultura, no se ven animales.



Ya en Navarra, varios de estos toros al costado del camino:


A las 6 de la tarde llegó a Soria.


Allí tuve que bajarme y tomar otro bus, que llegó a Pamplona a las 8,20, pleno día. Yo ya sabia que estaba a 200 metros del Hostal Navarra, asi que llegué enseguida, preguntando una sola vez.
Esta es la calle de Tudela, donde está el hostal:


Otro lugar céntrico e impecablemente limpio. Pero tanto el de Madrid como éste están en primer piso y no hay ascensor. No seria nada sino fuera por la valija.
Dejé mis cosas y salí a caminar por la ciudad antigua, que empieza aquí nomás a dos cuadras.
Ví iglesias, la plaza del Castillo y puertas que se conservaron de las antiguas murallas. Grandes espacios verdes y veredas anchas. Muy lindos edificios, es una ciudad muy bonita. Mucha gente en las calles, sentada en los bancos de las veredas, tomando helados o bebidas.
La enorme plaza del castillo:





Esta es la iglesia de San Lorenzo, en el reloj eran las 9,05, y sol radiante.


Me perdi y dos veces tuve que preguntar para volver. Eran más de las 9,30 y yo seguía paseando, era pleno día. En la calle de Tudela donde está el hostal hay tres bares con mesas en la vereda. Ya eran casi las 10 y pensaba sentarme en una de esas mesas, pero cuando llegué estaba todo cerrado. En la esquina está El Corte Inglés y pensé que tendría un patio de comidas, pero ni bien entré decían por los altavoces que iban a cerrar. Suerte que encontré un bar abierto a dos cuadras, comi un pincho y una tortilla rellena, sino me tenía que ir a dormir sin comer.

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