martes, 3 de julio de 2012

VIAJE A ITALIA - DE FLORENCIA A GENOVA


Martes 17/1/2012. PISA. CINQUE TERRE. GENOVA. A las 8, después de desayunar, salimos de Florencia hacia Pisa. Un grado bajo cero de temperatura. Está cerca. El bus estacionó afuera del centro histórico y con un trencito nos llevaron hasta la Plaza de los Milagros. La primera vista de la torre me impactó, la había visto en fotos tantas veces que era muy familiar para mí.



En la misma Plaza de los Milagros está la catedral, la torre inclinada que viene a ser el campanario, el baptisterio, un cementerio y otros edificios más que no llegué a ver. Este es el baptisterio:



Y este el camposanto:



A la torre decidí no subir, porque eran 300 escalones y requería un considerable esfuerzo físico, según decía el cartel. Con una entrada de 6 euros se podía entrar a dos, y elegí el baptisterio y el camposanto.

En el baptisterio, gigante, había una pila bautismal que era una piscina, parece que además de bautizarlos allí los bebés aprendían a nadar. En el camposanto, tumbas recientes de curas, ví uno que había muerto en 2009.



Tomé un café, otra vez al trencito eléctrico y al bus, a La Spezia para ir a Cinque Terre. Allí volvimos a bajar y tomamos el tren de línea. Somos como 60, y vamos en dos buses. Nos subimos todos a un vagón y nos dijeron que teníamos que bajar en Manarola. El tren paró en Manarola, que era la segunda estación, y nadie bajó, ni los guías estaban visibles. Estábamos los ocho juntos, las cuatro amigas, la pareja con Lena y yo. Sergio les fue a avisar a los guías, que estaban en el piso de arriba, que Manarola ya había pasado, y no lo querían creer, hasta que se convencieron y bajamos en otra estación, Vernazza, para tomar el tren de vuelta y volver a Manarola.

Esta es la estación Vernazza:


Cinque Terre es un lugar extraño. Son cinco localidades productoras de vides, unidas por el tren que pasa casi todo el tiempo por túneles, y de vez en cuando se ve el mar, y las estaciones están sobre el mar.



Bajamos en Manarola, caminamos hasta la playa rocosa, comí una focaccia con aceitunas típico de Liguria que compré en un barcito minúsculo mirando el mar de Liguria, y después me fui a tomar un café a un bar donde estaban comiendo las cuatro amigas.

La playa de Manarola:



Y el bar donde compré la focaccia:



En la mesa de al lado, un escritor checo que estaba recorriendo el mundo y escribiendo en su computadora su diario de viaje charló con nosotras en inglés. Estaba maravillado de que viniéramos de Argentina, como si fuéramos de otro planeta. Le preguntamos si tenía un sponsor, pero o no entendió o no quiso decir. Igual anoté su página porque yo también quiero recorrer el mundo escribiendo y conseguir un sponsor.

Volvimos a tomar el tren hasta la estación Levanto donde nos esperaba el bus. Llegamos de noche a Génova. Dejamos las valijas en el hotel y salimos a caminar por el centro histórico. En la calle Garibaldi, palazzos impresionantes. Me compré una tortita exquisita y me tomé un ibupirac, estoy destruida.





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