Viernes 30/3/2012. A las
6,30 estaba desayunando puras exquisiteces. Pancitos con semillas tibios recién
salidos del horno, frutas tropicales, jugos deliciosos. Me di un atracón de
frutas: mango, papaya y piña, en cubos y en jugos. Un placer.
A las 7,30 me vinieron a
buscar para navegar a las islas Ballestas. El bote era bastante chiquito para
salir a mar abierto, y se movía bastante.
Nunca nos bajamos del bote, porque las Ballestas son islas deshabitadas
donde sólo hay una guardia cuidando el guano que producen las aves y que Perú
exporta.
La primera parada antes de
salir de la bahía fue frente al Candelabro, que es un dibujo hecho sobre la
ladera que da al mar cuyo significado se desconoce. El primer registro que hay
sobre su existencia data de 1870. Algunos lo relacionan con las líneas de
Nazca, otros dicen que los piratas dibujaron allí la clave para encontrar un
tesoro escondido y hasta hay quien dice que tiene alguna relación con el
desembarco del Gral San Martín en la bahía en 1820, porque en el dibujo hay un
signo masónico. Otro misterio.
Seguimos camino y llegamos
a las Islas Ballestas, que rodeamos con el bote.
Me hubieran impresionado
mucho más si no conociera las Islas Galápagos, porque son del mismo estilo,
islas salvajes, deshabitadas por falta de agua potable, con el mar pegando
contra las rocas, muchos pajaros, lobos marinos y pinguinos. Se llaman
ballestas porque tienen arcos muy particulares causados por la erosión del mar
en la piedra. La guía y el conductor del barco iban mostrando la fauna y
explicando el asunto del guano, que es el excremento de las aves, y mostrando las
plataformas para cargarlo en los buques.
En una playa que llaman la
nursery están los lobos marinos con sus crías enseñándoles a nadar. Ahora es
justo la época de cría.
Volvimos al muelle y al
pueblo. Tenía una hora libre para pasear por el malecón, donde hay bares,
restaurantes y tiendas de artesanía. Hay grandes pelícanos en la playa.
Pasée un rato y me senté en
un bar y tomé un jugo de papaya que estaba exquisito.
Volví a la agencia que
estaba a una cuadra y salimos a recorrer la Reserva de Paracas, que en parte vi ayer desde el
aire. A recorrer un pedacito, porque tiene más de 300.000 hectáreas. Primero
paramos en el monumento al Gral San Martín.
Para los peruanos es un
héroe nacional y lo quieren más que los argentinos, le están muy agradecidos de
que haya liberado su país y que haya creado su bandera, que es blanca y roja,
según dicen inspirado en los flamencos que tienen alas color rojo porque se
alimentan de un cangrejo de ese color.
Entrando en el desierto,
paramos en un lugar donde se ven fósiles. Ya aprendí en San Juan que la cordillera
de los Andes fue durante millones de años fondo del mar.
Luego vimos la Catedral , o lo que queda
de ella, que es una formación rocosa en un acantilado parcialmente destruida
por el sismo de 2007 y las playas Supay, de arena arcillosa color gris, y la
roja, donde el azul del mar contrasta con el rojo de la arena y el amarillo de
las dunas, unos paisajes increíbles.
Finalmente llegamos al
Centro de Interpretación, que está en reconstrucción ya que fue dañado por el
sismo y que es un pequeño museo. Allí dice que el nombre Paracas tiene origen
quechua y significa tormenta de arena (para: lluvia; acca: arena). De allí
volvimos al pueblo.
Tenía dos horas hasta mi
horario de salida del bus a Lima. Volví al malecón, comí una milanesa de pollo
con papas fritas y tomé cerveza mirando el mar, y de postre tomé otro jugo de
papaya. Valor del banquete: 24 soles o sea unos $ 42.
Caminé por el malecón y
volví a la agencia, y me llevaron a la Paracas
Bus Station, donde espere el bus, que llegó a las 4 y cuarto,
y llegó a Lima a las 8 y cuarto, justo cuatro horas. Esta vez me tocó el piso
de abajo, y es mucho más cómodo que arriba, las butacas son más grandes y hay
más lugar entre los asientos.
En Lima me estaba esperando
Vladimiro y me trajo al hotel. Tengo otro voucher para un pisco sour, pero hoy
fue un día muy largo, me dieron un snack en el bus y quiero descansar.
Otra vez intenté conectarme
a Internet y no pude. Bajé con la compu y la chica de la recepción me ayudó, el
problema era que tenía demasiadas redes cargadas (de todos los hoteles en que
estuve últimamente). Me comí la manzana que me dieron en el bus y me fui a
dormir, estoy fundida y me arde la cara del sol que tomé hoy en el barco.
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