Domingo 15/1/2012. POMPEYA. MONTECASSINO. ROMA. Puse el despertador a las 6 y tomé un café con un cornetto (media luna gigante) relleno de chocolate. Hace mucho frío. Bajamos del barco recién 7,30, y fuimos los últimos. Otra vez al centro histórico de Nápoles, al café Gambrinus, donde tomé otro café con una sfogliatella tibia.
De allí nos fuimos a Pompeya, que está cerca. Ni bien llegamos y compramos la entrada, nos encontramos con el guía local, que nos llevó a recorrer parte de la ciudad, que es inmensa. Es un privilegio estar acá, vimos los dos Teatros, el grande y el pequeño, las calles empedradas, los surcos en las piedras para que pasen los carros, los bares, la casa de Menandro típica romana con atrium, templo y frescos en las paredes, el Lupanare y los penes grabados en la piedra para indicar el camino hacia allí, las fuentes que servían como referencia para indicar una dirección, el Foro, el Mercado.
Al salir comí pizza con papas fritas con Daniel, Jorgelina y Marcela. Los italianos usan esta combinación, que parece pan con pan.
Camino a Roma, pasamos por una ciudad que se llama Cassino, y en una montaña está la Abadía de Montecassino, otro edificio monumental.
En este lugar murieron 60.000 soldados en la Segunda Guerra, la mayoría de ellos polacos, y estuvimos también en el cementerio polaco allí cerca, un lugar impresionante.
A las 19 llegamos a Roma, al hotel NH Jolly Midas. Está en la Vía Aurelia, carretera que ya era un camino romano y que llega hasta Francia. Allí cerca había un McDonalds y nada más, y decidí ir para comer algo caliente y tomar un ibupirac, estoy un poco congestionada, además del herpes que no me da tregua. Eran unas 3 o 4 cuadras, pero el camino tenía subidas, bajadas y escaleras y era muy oscuro. Tuve mucho miedo de perderme y no encontrar el camino de vuelta, pero comí un sándwich de pollo y volví al hotel sin problemas.
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