martes, 3 de julio de 2012

VIAJE A ITALIA - DE PALERMO A NAPOLES


Sábado 14/1/2011. PALERMO. EN BARCO DE PALERMO A NAPOLES. El desayuno en el NH muy bueno, aunque no había ensalada de frutas. A las 8,45 salimos a hacer una visita guiada por Palermo, con equipaje de mano porque esta noche la pasamos en el ferry volviendo a Nápoles.

Vimos la Plaza de los Cuatro Canti, la Fuente de la Vergüenza, llamada así porque hay muchas personas desnudas frente a varias iglesias, el Teatro Massimo.




Aquí también hay 300 iglesias. Se ha conservado parte de las murallas de la ciudad y varias puertas, es una ciudad llena de historia ya que fue fundada por los fenicios en el siglo 8 AC. Los griegos nunca pudieron conquistarla, sí los romanos en las guerras púnicas. Por aquí pasaron normandos, árabes, bizantinos, españoles.

Una de las montañas que rodean Palermo es Monreale y hacia allí fuimos. Es la conca d oro, por la producción de limones, y donde los reyes iban a cazar. El 90% de los cítricos que produce Italia son de Sicilia. Aquí la gente se dedica a la agricultura, a la pesca o al turismo.

Entramos a la catedral de Monreale, con la guía local y con auriculares. Adentro tiene 9000 m2 de mosaico.y 1500 kg de oro. La construyó Guillermo II y se llama Santa María La Nueva. En la entrada están las estatuas de Guillermo II ofreciendo la catedral a la ciudad y de la Virgen.



En el altar tiene una enorme imagen del Cristo Pantocrator, y es de estilo barroco siciliano, muchos detalles y mucha riqueza. Los pisos son hermosos:


Cuando salimos de la Catedral de Monreale fuimos a las catacumbas de los capuchinos. Bastante macabro, hay 8.000 cuerpos embalsamados, la mayoría de los hombres parados y la mayoría de las mujeres acostadas, algunas con corona simbolizando virginidad. Los monjes embalsamaban a sus compañeros y luego aplicaron la técnica a los cadáveres cuyos deudos pagaban por el servicio. La estrella de las catacumbas es una niña de dos años llamada Rosalía Lombardo. Más tarde una ley napoleónica obligó a enterrar los cadáveres y se les acabó el negocio a los monjes.

El 2 de noviembre en Palermo los niños les escriben cartas a los muertos de su familia pidiendo regalos. Se ponen dulces en la mesa para los muertos.

En Palermo, otra catedral, monumental, construida durante 700 años, del 1100 al 1800. Fue basílica cristiana, mezquita, catedral normanda, según quien dominara la ciudad.



La Puerta Nueva, también monumental, fue construida para conmemorar la victoria del Emperador Carlos V sobre los turcos.



Allí enfrente encontré una farmacia y me compré una crema para el herpes que me atacó salvajemente, no sólo los labios, sino todo alrededor.

Desde allí caminamos hasta el Teatro Massimo y terminó la visita panorámica. Era la 1 de la tarde y a las 5,30 había que estar otra vez allí. Mientras tanto, tiempo libre. Decidí entrar en el Teatro y compré la entrada, que incluia visita guiada en italiano, y empezó unos minutos después. Eramos 6, todos del grupo, la pareja que viaja con la nena de 10 años, otra pareja más y yo. La guía era una chiquita encantadora que se esforzaba por hablar en español ya que éramos todos argentinos, y si no encontraba la palabra en español nos la decía en inglés, y nos habló del Colón. Nos contó que allí en el Teatro Massimo se filmaron escenas de El Padrino III, que se empezó a construir en 1875 y se inauguró en 1897 con la ópera Falstaff. La temporada empieza en mayo, en primavera, y por eso los frescos con flores en los salones. Tiene 1350 butacas y nos mostró por un palco el ensayo de la obra que estrenan el 22 de enero, y que es La condena de Fausto. Había por lo menos 30 personas en el escenario y otro tanto abajo en la orquesta. Me dijo que en los ensayos los artistas no usan al máximo su voz para preservarla, sólo usan la mitad. No usan micrófono, por la acústica del teatro no es necesario. Nos mostró también el Salón del Rey, desde el cual se sale directamente al Palco Real, y que ahora que Italia es una república, lo venden como otras butacas, pero hay que comprar las 27 entradas juntas.

También nos llevó a un salón redondo con 14 puertas, 3 de ellas falsas, donde el eco se escucha sólo en el centro, no en los costados. Al terminar la visita, que duró media hora, le pregunté si se llamaba Rosalía, porque me habían dicho que muchísimas sicilianas tenían ese nombre por Santa Rosalía, la patrona de la ciudad, pero me dijo que por suerte la tradición se estaba perdiendo y que se llamaba Valentina, que sólo las viejas se llaman Rosalía en Sicilia.

Allí cerca hay un mercado donde venden de todo:


Con Gabriela, Sergio y su hijita Lena, que tiene 10 años pero se banca este viaje agotador como un adulto, fuimos a las cuatro Canti y a la Iglesia de Santa Caterina, que es otra muestra del barroco siciliano. San Cataldo, que es otra iglesia vecina que tiene tres cúpulas rojas, estaba cerrada.


Caminamos hasta el Palacio Real, pero decidimos no entrar porque estábamos muy justos de tiempo y muy cansados. De vuelta al Teatro, pasamos por un mercado callejero, y comimos, yo spaghetti con salsa bolognesa, a las 16,30.

A las 18 horas estábamos subiendo al enorme ferry, que a las 20 salió para Nápoles, y que llegará a las 6 de la mañana.


En el barco sólo tomé café con torta y me fui a dormir al camarote, que es externo, pero afuera es pura oscuridad.













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