Domingo 29/1/2012. FLORENCIA.
Me levanté como nueva para mi último día en Florencia, en este viaje. El
Ibupirac es milagroso.
Desayuné a las 7,45 pero
esperé un rato para salir, porque es muy temprano y hoy es domingo. Decidí ir
al Museo de San Marco, pero no lo encontraba en mi mapa, pregunté en la
recepción y me dijeron que estaba a un minuto, en la esquina. Fui, y está
cerrado el primer, tercer y quinto domingo de cada mes, justo hoy es quinto
domingo.
Ayer hice una lista de
posibles visitas, el siguiente era el Palacio Strozzi. Entendí que estaba en la
zona de Santa María Novella, y fui para allí. Como no lo encontré, miré otra
vez el mapa y me había equivocado, quedaba para el lado de la Plaza de la República.
Mi bolso flexible se
rompió, no resistió cuatro viajes. Intenté coserlo, pero no pude. Decidí
envolverlo en plástico para volver a BA y después comprarme otro. Pero en la
zona de Santa María Novella hay muchos puestos callejeros que venden valijas y
bolsos. Pensé en comprar uno para reemplazar el roto, y gastar como máximo 50
euros, que es lo que me costaría en BA. Por 25 euros me compré uno del mismo
tipo, pero mejor, porque tiene 3 ruedas grandes y no 2, y un poco más grande
que el que traje. Tuve que volver al hotel para dejarlo.
Volví a salir y fui al
Palacio Strozzi.
Un verdadero palacio, pero
el museo está chiuso (cerrado), sólo hay abierta una salita que explica la
historia del palacio. Sobre el gran patio central que tienen todos estos
palacios había un bar muy elegante. Los Strozzi eran una familia muy poderosa y
rica, rival de los Medici. En las esquinas exteriores todavía están los
portaantorchas.
Mi siguiente visita fue a la Casa Buonarrotti , en la vía
Ghibellina 70. Llegué con mi mapa sin preguntar. Era la casa de la familia y un
nieto de Michelangelo, llamado Michelangelo Buonarrotti el Joven reunió obras
de su antepasado.
Allí hay dos esculturas en
mármol que Miguel Angel hizo de adolescente: La Batalla de los Centauros y
La Madonna de
la Scala. Además
hay dibujos, cuadros, muebles, y varias salas con cielorrasos y paredes
pintados con episodios de su vida. Yo era la única visitante, y adentro conté
por lo menos seis cuidadores que abrían y cerraban puertas y prendían y
apagaban luces a mi paso. También prendieron una pantalla para que viera un
video sobre detalles de la casa. Por supuesto estaba en italiano, así que poco
entendí. También está el busto del Joven en mármol.
Esta zona era muy
silenciosa y no había gente, sin embargo un cartel en la calle pedía silencio!!
Como ya eran más de las 2
de la tarde, entré en un bar y comí milanesa de pollo con papas al horno, para
cortar un poco con la pizza y las pastas.
En camino al Museo
Arqueológico, ví a lo lejos una gran cúpula verde. Caminé hacia allí para ver
qué era, y me encontré con un edificio maravilloso, la Sinagoga Mayor de Florencia! No
estaba en ninguna de mis guías, la encontré de casualidad.
Se podía visitar, pero me
pidieron que dejara mi cámara de fotos y mi celular en un locker. Celular no
llevaba, está archivado en la caja de seguridad de mi cuarto porque no tiene
conexión, no puedo hablar, ni recibir mensajes, ni funciona el GPS ni el
traductor.
Visité el museo, donde
había objetos de la liturgia, una maqueta del ghetto de Florencia y la historia
de la construcción de la sinagoga en el siglo XIX. Al templo en sí no se puede
entrar, lo ví desde el primer piso y desde las puertas de la planta baja, es
hermosísimo.
Cuando salí de allí le
pregunté al que vendía los billetes por el Museo Arqueológico y me indicó,
estaba muy cerca. Está atrás de la
Piazza de la
Annunziata y del Museo de los Inocentes. Pero el Museo
Arqueológico estaba cerrado también.
Caminando derecho por la
misma calle llegué a la Plaza San
Marco, en la esquina del hotel. Tomé un café caliente en un bar, está haciendo
bastante frío, y ya está bajando el sol.
Me fui al supermercado a
comprar chocolates y un sándwich y al mercado de San Lorenzo a pasear, es un
lugar muy alegre y pintoresco. Hoy, quizás por ser domingo, hay mesas de
ofertas. Me compré dos sweaters muy lindos, livianos y abrigados por 5 euros!!
Uno negro y otro fucsia, 15 pesos cada uno, increíble.
Volví al hotel. Acá en
Florencia todo lo hago caminando, y al final del día siento mucho cansancio.
Pierdo la cuenta de todo lo que camino.
A las 19,30 salí a caminar
un poco más, encontré el negocio donde quería comprar medias para Alec, y tomé
un café con una tortine.
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