Miércoles 25/7/2012. A la noche bajó la temperatura. Dejé la ventana
abierta de par en par y a las dos de la mañana me desperté porque habían
entrado todos los mosquitos de Oviedo a picarme. Tuve que levantarme, cerrar la
ventana y poner el aire. Me levanté temprano y las 8,30 salí para la estación
de autobuses. En el camino tomé un café y comí un bizcocho.
Muy lindo clima, a
la mañana temprano está fresco. Poca gente en la calle. Iba bien pero en algún
momento hice un lío y tuve que preguntar. Había caminado como cuatro cuadras
para el lado equivocado. Cuando llegué a estos edificios raros debía doblar a la derecha y doblé a la izquierda:
Fui por la calle Pelayo donde hay un teatro, una gran
iglesia con cúpulas rojas y muy lindas esculturas.
No llegué a tomar el autobús de las 9,30 a Cangas de Onis y tuve que
esperar el de las 10,30. Mientras tanto, compré mi pasaje para mañana a La Coruña , en que voy a volver
a pertenecer a la aristocracia, porque es el servicio cinco estrellas. El común
sale a las 7,30 y hay otro a las 3 de la tarde que tarda siete horas, y no
quiero llegar casi de noche. El de los ricos sale a las 10 y llega a las 2 de
la tarde.
Llegué a Cangas de Onis a las 12,10. Averigüé cómo ir a Covadonga y me
dijeron que habitualmente salen los autobuses cada 15 minutos pero hoy hay una
fiesta (yo siempre llego cuando hay fiesta) y suben una vez por hora. Desistí
de ir a los lagos, eran 12 km más arriba que Covadonga. Pero finalmente los que
salían una vez por hora no eran los que subían a Covadonga sino los que pasaban
por la ruta, que está unos 300 metros hacia abajo. El que me dejó cerca de la
basílica y el museo salió 13,45.
Pero antes de tomar este bus tuve tiempo de ver Cangas de Onis, el
Ayuntamiento que es muy lindo y chiquito, y caminar por la orilla del río Sella
hasta el puente al cual le dicen romano y que según Lonely Planet es medieval.
Es un puente de piedra que me recordó al Puente La Reina que ví cerca de
Pamplona (tengo la sensación de que fue hace mucho tiempo pero fue apenas la
semana pasada), aunque este es mucho más chico.
Cuando supe que recién a las 13,45 salía el autobús, continuando con
mi tour gastronómico comí croquetas de jamón en el bar de la estación y tomé
cerveza con limón. Ya hacía mucho calor.
Son sólo 7 km entre Cangas de Onis y Covadonga, en subida. El museo
acababa de cerrar a las 2 de la tarde, cuando llegué, y abría otra vez a las 4.
Fui a la basílica, que es enorme, y a la ermita construida en lo alto de la
roca. Allí hay un lago, hay que tirar una moneda y pedir un deseo. Fue pedido.
Frente a la basílica está el monumento al Rey Don Pelayo, que en 722
AC venció allí a los musulmanes, impidiéndoles dominar la región. Después de
esta victoria, Don Pelayo se estableció en Cangas de Onis.
Bajé despacito a la ruta, para volver a Cangas de Onis en el autobús
que venía de los lagos y que finalmente pasó a las 15,30.
El camino es bastante
impresionante en bajada, son todas curvas. Ví los horreos, las construcciones
para guardar el grano típicas de esta zona.
A las 16,15 tomé el autobús de vuelta a Oviedo y dormí todo el viaje.
De la estación hasta el hotel vine caminando, como Hansel y Gretel memoricé el
camino y sabía que tenía que doblar en una esquina donde hay un negocio de
abanicos, después pasar por la iglesia de cúpulas rojas, el teatro, las
estatuas, y llegué bien. Estoy muy cansada, pasé mucho calor hoy. Me compré
unos snacks en un supermercado por si no quiero ya salir.
Menos mal, porque se largó a llover, por primera vez desde que estoy
en España.
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