Martes 24/1/2012. FLORENCIA.
Me levanté temprano porque a las 9 el hotel me reservó entrada para ver el
Museo de la Academia. Desayuné
muy rico (había medialunas gigantes rellenas de crema pastelera) y a las 8,30
salí. El Museo está a 2 cuadras, no había cola a esa hora.
No es muy grande, hay
pintura religiosa, pero la estrella es el David, la estatua más famosa del
mundo, que además está bajo una bóveda con mucha luz. Mucha gente alrededor,
pero se puede dar la vuelta alrededor de la estatua.
Este no es el original,
sino una réplica que está en la
Piazza de la Signoria. Hay
otra réplica en la Piazza
de Michelangelo y miles en los souvenirs.
Me parecieron muy grandes
las manos y los pies, después leí en mi guía que Miguel Angel le hizo a
propósito las manos y los pies grandes porque estaba destinado a estar en lo
alto de un edificio, y desde la distancia se verían proporcionados, será
verdad?
Por todos lados hay
asiáticos en cantidades impresionantes, creo que están invadiendo
silenciosamente Italia.
Cuando salí de la Academia caminé sin rumbo
y llegué a la Plaza
de la Annunziata. Entré
en la Iglesia
de la Annunziata
y estaban en misa, me senté un rato a descansar, muy decorada y rara, porque se
entraba por un costado del altar. Cuando se pararon para comulgar me levanté y
me fui. Sobre la plaza también está el Museo de los Inocentes y entré. Fue el
primer orfanato de Italia, había fotos y documentos de los niños que habían
vivido allí, la rueda donde se podía dejar a los recién nacidos, e historias
aterradoras, de madres solteras que eran interrogadas sobre las circunstancias
de su embarazo antes de aceptar a sus bebés. Había también estrictas medidas de
higiene para los niños sifilíticos para evitar el contagio y amas de cría
internas y externas. El orfanato tenía una escuela de enfermería donde
estudiaban las internadas más lúcidas; a las demás, las daban en adopción a
familias de agricultores para que aprendieran a trabajar la tierra.
Esta es la puerta donde se
dejaban los recién nacidos:
Y esto es parte del frente,
hay pequeñas esculturas de bebés:
Cuando salí de allí pasé
por un supermercado y me compré pan, queso y aceitunas, y comí en mi cuarto
mientras descansaba un rato.
A las 13,30 volví a salir,
fui hasta la Plaza
de la Signoria
y entré en el Museo del Palacio Vecchio. Después de ver este museo les perdoné
a los italianos que sean tacaños con Internet y cualquier otra cosa que no me
haya gustado del país: es una de las cosas más maravillosas que he visto. Se
podía sacar fotos sin flash, pero no saqué ninguna porque en Internet debe
haber fotos mucho mejores que las que yo puedo sacar y porque lo más
impresionante eran los cielorrasos y no me hubieran salido bien. Preferí
disfrutarlo. A quien no lo haya visto le recomiendo googlearlo y verlo.
Entrar al Salon del
Cinquecento me impactó. No puedo calcular las medidas, pero es inmenso y muy
alto, los cielorrasos pintados, esculturas, cuadros monumentales en las
paredes. No me quería ir. En el piso superior, las habitaciones de los Medici,
una más lujosa y más ricamente decorada que la otra. Un ala del palacio eran
las habitaciones de Eleonora de Toledo, noble española hija del Virrey de
Nápoles y esposa de Cosimo de Medici, que tenía su propia capilla con frescos.
Salones y más salones impresionantes.
Sobre la Piazza de la Signoria hay un museo al
aire libre con esculturas. Esta -que supongo es una réplica- es el Rapto de las
Sabinas. Cuando Rómulo fundó Roma se dio cuenta que eran todos hombres y no
tenían mujeres, y se le ocurrió raptarlas de sus vecinos los sabinos, que le
declararon la guerra. Ersilia, esposa de Rómulo, medió para que llegaran a un
acuerdo, las sabinas estaban contentas de que las hubieran raptado:
También en la Piazza de la Signoria , este mosaico
recuerda el lugar donde fue ejecutado el monje Savonarola en 1498:
Salí de ahí a las 3 y media
y di varias vueltas antes de encontrar el Duomo, pasé otra vez por la Iglesia de la Santa Croce. Como las calles no
son en damero sino irregulares en un momento me di cuenta que había caminado en
círculo. Decidí preguntar, estaba muy cerca del Duomo y volví al hotel, pero
antes tomé un café en la esquina, a esta hora está haciendo frío.
Me duelen las piernas de
tanto caminar y estoy muy cansada. Me voy a dormir temprano porque mañana a las
9 tengo reservado otro museo.
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