Salí y tomé un café en la cafetería de la esquina, venía con un churro gallego. Después busqué un banco para cambiar un billete de 500 euros, esos sólo circulan en América, acá no son comunes.
Fui caminando hacia la plaza de María Pita porque allí cerca está el Museo de Bellas Artes. Me costó encontrarlo, tuve que preguntar varias veces. Finalmente llegué, es un edificio muy moderno, tiene 18 años, adosado a un ex convento de monjas de clausura.
Me fui caminando hacia la oficina de turismo regional que está en el puerto, para averiguar como ver la costa da morte. Había mucha gente. Mirando los folletos descubrí que a las 12 hay un walking tour por el casco histórico con un guía local, que sale desde la estatua de María Pita y tiene un paraguas amarillo.
Eran las doce menos diez y me fui caminando a la plaza de María Pita, estaba a 200 metros. Allí estaba Daniel con su paraguas amarillo. Durante dos horas y por 10 euros, me llevó a recorrer el centro histórico, me contó historias y anécdotas, a mi sola, porque era la única interesada. Es una lástima que no lo promocionen, me enteré por casualidad.
Es un chico muy joven, me contó que estudió turismo en la Universidad de La Coruña e hizo cursos de postgrado en Londres y en Berlín, sabe mucho y ama su ciudad.
Según Daniel, María Pita no sólo avisó a la Armada Española que Francis Drake se acercaba al puerto, sino que luchó personalmente contra los invasores e incluso mató a más de uno. Después me enteraría de más detalles del personaje en su casa museo.
De allí fuimos a la Iglesia de Santiago, de estilo románico, y que tiene sobre la puerta, grabada en la piedra, la figura de Santiago a caballo, el Santiago matamoros asociado a la Reconquista.
Luego fuimos a la Plaza del Convento de Santa Bárbara, donde también están grabados en la piedra de la fachada la Sagrada Familia, un peregrino y otros personajes. Cuando hay una boda, la madre de la novia lleva el día anterior al convento una docena de huevos, para que las monjas pidan en sus oraciones que el día siguiente no llueva.
Cuando terminó la visita me recomendó ir al Mercado de San Agustín, donde venden productos típicos, y me recomendó un bar de tapas cerca de la Iglesia de San Nicolás, pero no pude encontrarlo.
En el mercado de San Agustín, que está frente a la Plaza del Humor, venden dulces, frutas, verduras y pescados.
Quise probar un bollito que se llama "capricho de Santiago". Lo quise pagar, pero la señora me lo regaló, no me quiso cobrar. Me dijo que se hacen a base de clara de huevo y almendras. Exquisito.
Volví al hotel a descansar.
Como estoy en el istmo de la península y hay mar a ambos lados, pasan frecuentemente las gaviotas, que son enormes y hacen mucho ruido. Aquí una descansando en la pared de enfrente:
En el camino, me encontré a Marylin:
Se casó cuatro veces, enviudaba frecuentemente. Todas las inscripciones del museo están en gallego, se entiende bastante, es una mezcla de español y portugués.
La tal María Pita era de armas tomar, hay una reconstrucción de las habitaciones de su casa en base a un inventario que consta en los Archivos de Galicia, porque era pendenciera y tuvo más de 20 juicios. Yo era la única visitante.
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