Lunes 9/1/2012. NAPOLES. CAPRI. SORRENTO. SALERNO. Hace mucho frío, el bus indica 7 grados, llegó a las 7,45. El guia es un griego bastante chanta. Vamos hacia el sur por autopista, cruzando los Apeninos, a la izquierda se ve el Vesubio, y a las 11 llegamos a Nápoles.
El Vesubio a la izquierda de la autopista:
Según el griego, es la ciudad más fea de Italia. Paró en la Plaza Mayor y nos dio 45 minutos para pasear un poquito. Es caótica y desordenada como su fama, pero me encantó. Caminé por la Plaza Mayor de dimensiones monumentales, una iglesia enorme con portales y dos estatuas ecuestres. En el edificio de enfrente, miles de estatuas.
La ciudad está bastante sucia. Allí cerca venden pizza napolitana, pero yo no tengo hambre. Entré en la Galería Umberto I, otro edificio monumental tipo shopping.
Enfrente hay una pareja de recién casados bajando de una limosina blanca y sacándose fotos en la plaza. Eran japoneses (o chinos?), yo también les saqué y la japonesa me sonrió.
A las 12,45 salió el barco, el bus se fue directo a Sorrento. En 50 minutos llegamos a Capri. Mucho frío. Capri es muy parecida a las islas griegas, sobre todo a Santorini. Allí abajo en el puerto hay bares y tiendas de souvenir, y un funicular. A las 16 había que estar abajo otra vez para tomar el barco a Sorrento. Saqué el ticket del funicular, y no funcionaba, pero el de la taquilla no lo dijo. El ticket también sirve para el bus, que sale del mismo lugar, así que subí en bus. Capri es bonita, lindos hoteles y vistas del mar, arriba también me recordó a Santorini.
Arriba caminé un rato, pregunté por las ruinas del palacio del Emperador Tiberio y me dijeron: Lontano, una hora. Pregunté también por la Villa de Axel Munthe y eran 15 minutos de ida y otros 15 de vuelta a Anacapri, en otro punto de la isla. Dejé ambas cosas para otro viaje y volví a tomar el bus al puerto, tomé un café y comí un cannolo, que es como un panqueque duro con crema y chocolate exquisito. Hace mucho pero mucho frío. A las 16,15 tomamos el barco a Sorrento, y en 25 minutos llegamos. Ya se estaba haciendo de noche, y todavía no eran las 5 de la tarde.
Aún de noche y con este frío, Sorrento es una maravilla. Un gran árbol de navidad de colores, los edificios y las calles iluminados.
Caminé por las callecitas, y fui hasta la catedral. Hermosos frescos en el cielorraso:
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