Lunes 30/1/2012. ROMA. Hoy
estaba cerrado el desayunador y me trajeron la prima colazione al cuarto, ayer
tuve que dejar en la puerta un cartón con lo que quería desayunar.
Hice el check out y me fui
caminando a la Estación Firenze
Santa María Novella. El bolsote que compré ayer es mucho más grande que el que
yo tenía. Cerró perfecto, a pesar de mis compras compulsivas, y que adentro
puse la valijita que llevo como equipaje de mano en el avión, para llevar un
solo bulto.
Compré el pasaje y esperé
que saliera el tren, el mío era el único que se atrasó 10 minutos, venía de
Milán y seguía hasta Sorrento. Me costó subir el bolsote, pero lo logré. Hacía
mucho frío hoy en Florencia, mientras esperaba que saliera el tren tomé un café
porque estaba helada.
El viaje, un placer, el
tren de alta velocidad es muy silencioso y arriba había calefacción. Cuando
llegué a la Stazione Termini
caminé hasta el hotel, que está muy cerca, pero tuve que preguntar. En Roma no
hace frío.
En el hotel me enteré que
no tiene Internet incluido en el precio, y eso que es un hotel de 4 estrellas.
Grrrrr!!
Tenía hambre, así que dejé
mi equipaje y me fui a comer pizza enfrente, que dice que vende “the best
italian pizza”. No sé si es la mejor, pero era rica.
Volví al hotel y salí a
caminar, como me pasé 48 hs dando vueltas con el bus turístico cuando llegué
por primera vez a Roma, cuando empecé a caminar enseguida me ubiqué: estoy a
una cuadra de Santa María Maggiore y a unos 500 metros del Coliseo, donde
pienso ir mañana temprano.
Quise ir a San Pietro in
Vincole, que está muy cerca de acá, dí unas vueltas y pasé cerca del Coliseo,
pero no lo encontraba.
Le pregunté a un policía, y
me dijo que estaba arriba de la scala, una tremenda escalera que es una calle,
obviamente peatonal, y se llama San Francisco de Paola (yo estuve en Paola en
este viaje, me parece que hace mucho, pero fue apenas hace veinte días).
Subí las tremendas
escaleras y llegué a San Pietro in Vincole, donde está la escultura de Moisés
de Miguel Angel. Para que se prendiera la luz de la escultura había que poner
una moneda de 0,50 euros en una máquina. Otros pusieron, yo soy amarreta y no
les quiero dar plata a los curas.
Después caminé por Vía
Cavour, y por su continuación. Esta es una calle con muchos negocios, bares,
gente y negocios de souvenirs. Llegué hasta Piazza Venezia, donde está el
monumento a la unificación de Italia y pegué la vuelta. Me costó volver, el
camino es en subida, aquí debe ser una de las siete colinas, pero no sé cual.
Enfrente hay mucha gente en
la vereda de un local que no sé qué es.
Es un lindo hotel, pero es
grande e impersonal, prefiero los hoteles como el que estuve en Florencia,
antiguo, más chico y con más personalidad, fue un placer estar allí. Los chicos
que atendían el front desk eran todos encantadores, si les ponía cara de no
entender nada me hablaban en inglés, en cambio la que me atendió acá me puso
cara de tujes cuando le dije que si sabía que no tenía Internet incluido
hubiera elegido otro hotel.
A las 7 puse mi compu en la
cartera, y me fui a comer a un bar que hay a 100 metros que tiene wi fi. Comí
lasagna, estaba exquisita e hirviente, no tenían vino en copa así que pedí un
cuarto de vino rosso, total estaba muy cerca. Miré los mails y lei los diarios.
Me voy a dormir temprano
porque mañana a las 8,30 abre el Coliseo, y quiero estar allí antes de que se
llene de gente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario