Martes 31/1/2012. ROMA. Me
levanté temprano y desayuné. Estaba bueno, pero lo dulce no era rico: el budín marmolado
tenía gusto a anís, la torta de manzana era demasiado dulce y las facturas eran
insulsas. Nada que ver con los cornettos rellenos de crema pastelera del hotel
de Florencia. La ensalada de frutas es de lata con rodajas de banana.
Salí a las 8 y me fui
caminando al Coliseo. Saqué la entrada de 12 euros, que incluye Coliseo,
Palatino y Foros imperiales, y alquilé la audioguía. Los gladiadores se sacan
fotos con los turistas, en verano también se disfrazarán con esa ropa?
Estar adentro del Coliseo
fue impactante. Hay una parte de la arena reconstruida, se ven los subsuelos y
las gradas, desde el primer piso y desde la planta baja.
Aprendí que se llama
Colosseo (en italiano) por la estatua del Coloso que había en la entrada, que
había hecho construir Nerón, y que se perdió. El verdadero nombre es Anfiteatro
Flavio. Originalmente estaba revestido de mármol, y lo fueron desguazando para
construir otros edificios. A las 9,30 era ya un gentío, muchos grupos de
asiáticos, pero yo ya me iba al Palatino y a los Foros Imperiales, que me
decepcionaron. Mucha piedra, todo en ruinas y en obra, porque los arqueólogos
siguen excavando. Lloviznaba mientras yo caminaba por los foros.
Salí a Piazza Venecia y
pregunté como llegar a Campo di Fiore. Me dijeron que no era cerca, pero yo no
tengo nada que hacer más que pasear, así que fui caminando. La famosa Campo di
Fiore es una plaza seca con mercado, una fuente y una estatua, de glamour,
nada. Venden ropa, fruta, pastas y flores.
Comí un crepe con mermelada
de albaricoca y tomé un café, y me volví a Piazza Venezia para ir al Palacio
del Quirinale. Para llegar, tuve que subir una tremenda escalerota. El palacio
es monstruosamente grande, enfrente hay una plaza con una gran escultura y una
fuente. Se puede entrar, pero antes de las 13 o después de las 15,30 y yo
llegué 13,30.
Consulté mi mapa y decidí
caminar hasta el hotel. Tomé la avenida 20 de Septiembre, que antes era la Vía Apia , crucé los
jardines del Quirinale, y me dirigía hacia la Plaza de la República , pero en una bocacalle ví Santa María
Maggiore, que está a 100 metros del hotel. Estaba muy cerca, y encontré un
mercado callejero que vendía ropa, fruta y quesos, donde compré medias blancas
de algodón de las que le gustan a Eric a 1 euro el par.
Llegué al hotel a las 2 de
la tarde, y me tuve que acostar un rato, porque las piernas me dolían mucho.
Caminé 6 horas seguidas, incluido escaleras.
Cuando me repuse un poco,
volví a salir y fui a la Stazione Termini.
Ir al aeropuerto en taxi sale 40 euros, pero hay un tren directo y un bus. El
bus sale 8 euros y anoté los horarios, sale cada hora. Ya tengo ubicado de
donde sale, para tomarlo el jueves.
En la Stazione Termini
también hay un supermercado grande, fui y compré atún, orecchieti, aceitunas en
lata, nueces, chocolates y los nocciolatos que me encargó mi amiga Bruni, que
en Florencia no había encontrado pero aquí había. Además me compré sándwiches y
jugo de fruta, porque hoy ya no quiero salir, caminé casi 8 horas y fue
demasiado. Volví al hotel y compré una hora de Internet por 5 euros. Se puede
fraccionar, si no uso la hora entera, mañana puedo volver a conectarme, según
me explicaron en la recepción. Pero en mi cuarto no podía conectarme, bajé a la
recepción a preguntar y era sólo en el lobby. Llueve en Roma.
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