Jueves 26/1/2012.
FLORENCIA. Hoy no puse el despertador, me desperté 8,15, no tengo ningún museo
reservado. Desayuné tranquila y salí a las 9,15. Fui al Palacio Pitti, cruzando
el Arno, que es donde los Medici se mudaron porque el Palazzo Vecchio, que a mi
me dejó sin habla, les parecía feúcho.
Siguiendo el corredor que
construyeron para ir de su oficina hasta el nuevo palacio y que pasa sobre el
Ponte Vecchio, llegué al Palacio Pitti, que está solo a 100 metros del puente.
Este es mucho más grande y
tiene unos jardines impresionantes. Adentro hay muchos museos, la Galería Palatina , los Aposentos
Reales, el Museo de Arte Moderno, de los Tesoros, del Traje, de la Porcelana y el Bardini,
además de los Jardines del Boboli. Saqué una entrada que me permite ir tres
días seguidos, imposible ver todo esto en un solo día.
Ya en la entrada y en el
patio interior hay esculturas, y dos salones con cielorrasos impresionantes
antes de entrar a la Galería Palatina.
Cuadros, esculturas, muebles. Los aposentos reales son increibles, los sultanes
eran pobres al lado de los Medici, acá los techos son abovedados, pintados con
frescos y con estatuas de mármol en los cielorrasos!!
Hay salones y salones
dedicados a dioses romanos, y sus aventuras pintadas en los cielorrasos.
Impresionante.
Estuve casi tres horas en la Galería Palatina y en los
Aposentos Reales. Frente a dos cuadros había dos chicos jóvenes copiándolos
exactamente. Muchos más cuidadores del Museo que visitantes, éramos muy pocos,
y eso que en Florencia hay miles de turistas y esto es una maravilla que está
en todas las guías.
Cuando salí tomé un café y
caminé un rato por afuera para no saturarme. A la media hora volví a entrar y
por el fondo del patio principal hay una escalera que sube a los Jardines del
Boboli. Es un parque enorme, lleno de estatuas, fuentes y senderos.
Estuve dos horas paseando
por los jardines, hay una fuente que es casi una laguna con una isla en el
centro, muchas esculturas, y, como está en una colina, allá en lo alto está el
Museo de la Cerámica.
Decidi entrar hoy, porque
mañana seguramente voy a volver pero no se si voy a llegar hasta allá arriba.
El Museo de la Cerámica está en un
edificio que tiene dos grandes salas, donde hay porcelana italiana, francesa,
alemana y suiza, sobre todo vajilla. Cosas preciosas, soperas en las cuales la
agarradera es una mini escultura de una figura humana, un juego de platos para
40 personas en los cuales la guarda del perímetro era igual en todos, pero en
el centro tenían instrumentos musicales, todos distintos. Di dos veces la
vuelta a la vitrina porque no lo podía creer, pero no se repetían los dibujos.
Después seguí caminando por
los jardines, había muy pocos visitantes, hasta que encontré una salida
lateral, y volví bordeando el palacio, crucé otra vez el Arno y volví al hotel.
En el camino comí un sándwich de jamón y muzzarela que era como una pizza
rellena, porque tenía orégano y aceite de oliva.
Por suerte estaba en el
hotel cuando me empezó a sangrar la nariz, ya ayer a la tarde me había pasado,
pero hoy fue peor, estoy un poco resfriada y cuando me sueno la nariz me
sangra. Cuando pasó el ataque, que me duró como media hora, salí otra vez, me
compré algodón en la farmacia de acá abajo porque hasta ahora me hacía un tapón
con carilina, y me fui al Café Cavour a tomar un café.
Después decidí que ya está
bien de cultura por hoy y me fui a pasear al mercado de San Lorenzo, que está
acá a la vuelta, y me compré una bufanda rayada multicolor, una carterita roja
con vivos negros y otra cartera negra de 5 euros que estaba en oferta. Mi amiga
Bruni, la compradora compulsiva, va a estar orgullosa de mí.
No tenía mucha hambre, pero
salí a comer unos tortellini calientes con una copa de vino. Me compré un
chocolate. De noche hace frío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario