domingo, 12 de agosto de 2012

VIAJE A BARILOCHE


Viernes 8-10-2010. Estuve en Aeroparque a las 11,30 porque el avión salía a las 12,45 pero Aerolíneas hizo de las suyas una vez más  Salió a las 3,15, a la hora que debería haber llegado. Un viaje muy bueno, el cielo estaba totalmente despejado, y llegando a Bariloche se veía claramente el volcán Lanin, con su forma tan característica. Llegó a las 5 de la tarde.
Mi amiga Mirta me estaba esperando en el aeropuerto y fuimos a su casa. Como sabía que tenía un perrito, yo estaba bastante ansiosa por mi terror a los perros. Cuando llegamos, el perrito, que se llama Dalí, me recibió con ladridos, parándose en dos patitas y trayendo una pelota para jugar conmigo. Me aterrorizó al principio, pero terminamos llevándonos bien. Pensé que sería imposible para mi convivir con un perro en un lugar cerrado, pero no fue así. Fue una experiencia distinta.
Esta es la fiera sanguinaria:


Desempaqué y fuimos a caminar por el centro y después a comer a una parrilla. Volvimos al departamento y nos fuimos a dormir.

Sábado 9-10-2010. Fuimos a dar una vuelta en auto, y al estudio de Mirta, porque ella tenía que llevar unos papeles.
Aquí está Mirta en su estudio:


Desde su ventana se ve el lago, y un ciruelo de jardín con flores rosadas:


Este es el edificio, y la chapa con su nombre y horario. Se mata!!



Fuimos hasta el km 30, donde está la Iglesia de San Eduardo. Mirta se encontró con un conocido que nos sacó esta foto con el fondo del Llao Llao:


Después entramos al hotel. Las vistas desde allí son maravillosas.



Después Mirta me dejó en Puerto Pañuelo, porque ella tenía cosas que hacer y yo me fui en catamarán a la Isla Victoria y al Bosque de Arrayanes.
Estas fotos las saqué mientras el catamarán se alejaba de Puerto Pañuelo:



Las gaviotas seguían al barco y la gente enarbolaba galletitas para que las gaviotas pasaran y se las comieran. Era más gracioso ver a la gente con las galletitas en alto que a las gaviotas.



No es la primera vez que veo el Nahuel Huapi pero me impresionó otra vez con su tamaño. En el barco había un guía que explicaba cosas y dijo que su tamaño era 2 veces y media el de la ciudad de Buenos Aires.
Navegamos unos 45 minutos y llegamos a la Isla Victoria, donde desembarcamos en Puerto Anchorena.


Hicimos un circuito con el guía del barco, que nos mostró en un mapa que había en el muelle los demás circuitos que se podían hacer. Comi algo en el restaurante y después hice otro de los circuitos, el que llegaba a una playa.


Allí llegó Aaron Anchorena en 1902, y todavía está la cabaña donde vivió:



Estos son los bosques de pino ponderosa y pino oregon, originarios del hemisferio norte y plantados en la zona.


Pasamos por el vivero y vimos las sequoias, también transplantadas del hemisferio norte.



Desde el restaurante se veía así el lago:


Y así desde la playa hasta donde caminé:


Esto es Puerto Anchorena:


Cuando salimos del puerto, vimos el cerro del Indio Dormido:


Aquí estoy disfrutando del viaje:


El barco navegó otros 45 minutos y llegamos al bosque de arrayanes, donde volvimos a desembarcar y caminamos por el circuito señalizado.





 Desde el muelle se ve esto:



De vuelta en el barco, navegó más de una hora y regresó a Puerto Pañuelo. Allí ya sabía que me tenía que tomar el colectivo 20 para ir al centro, que está a 30 km. Todo el viaje estuve charlando con una farmacéutica mexicana de Puebla que se llama Marilandi. Las dos nos bajamos en el Centro Cívico, ella tenía su hotel allí y Mirta vive a cuatro cuadras hacia arriba.
Mirta tenía una fiesta esa noche y llegó la prueba de fuego: quedarme con el perro, pero afortunadamente no fue traumático. Cuando ella se fue, el perrito se quedó en la puerta con aspecto de desolación, yo no tenía idea qué hacer con él, y le dije que Mirta iba a volver más tarde. Se acostó en un sillón y me miraba. Vi un poco de televisión, comí algo, y después me fui a leer a mi cuarto, con la puerta cerrada. Me acordé que no había guardado la tarta en la heladera y me levanté: Dalí estaba acurrucado contra mi puerta. No escuché a Mirta cuando volvió.

Domingo 10-10-2010. Nos levantamos, desayunamos y nos fuimos a Villa La Angostura, que está a 80 km de Bariloche, con el perro sentado en el asiento de atrás. A esa altura él ya había comprendido que yo era antipática, así que no me molestó.
Pasamos por Bahía Manzano:



Fuimos a pasear por la calle principal y comimos en un restaurant con mesas en la calle. La ciudad está muy distinta de la última vez que la ví, mucho más grande.






Después paseamos por el muelle.



Fuimos a caminar por el Istmo de Quetrihue. Era un sendero en subida, pero no lo completamos. Desde allí arriba se veía El Messidor.





Mis piernas ya no podían más, soy de llanura.


Cuando nos íbamos, Mirta encontró la entrada a El Messidor, que está deshabitado, y dimos una vuelta por el parque..



Volvimos a Bariloche. Desde la ruta se ve la forma tan característica del Cerro Catedral, aunque en la foto no se distingue bien.


Comimos en el departamento.

Lunes 11-10-2010. Me levanté temprano, me duché y me fui a caminar. Fui hasta el Centro Cívico y volví.



Eran las 8,30 de un día feriado y no habia nadie en las calles.
Esta es la calle Guemes, donde vive Mirta. Por todos lados se ven los ciruelos de jardín.



Cuando volví, Mirta ya se había levantado y me propuso ir al Ñirihuao, que es un pueblito donde hay un río, hacia el este, en la estepa patagónica, muy cerca de Bariloche.
Pasamos por una panadería y ella bajó a comprar sándwiches de miga. Yo me quedé en el auto con el perro, que se desesperó y no dejó de llorar todo el tiempo que ella estuvo en el negocio.
Llegamos y nos instalamos cerca de unos árboles. Ahí me picó un bichito, y después me enteré que era un jején. Me picó a mí que estaba vestida y no a Mirta que estaba en malla tomando sol, porque hace un tiempo espléndido, inusual para la ciudad, aunque para mí hacía frío.



Cuando llegamos había muy poca gente, pero fueron llegando más personas a medida que se acercaba el mediodía, y hacían asado. Unos chicos se tiraron al agua desde el puente.
Volviendo por la ruta se ve el cerro Tronador, que no es visible desde Bariloche:


Fuimos a la calle principal a comprar chocolates y frambuesas en almíbar. Del balcón del living de Mirta se ve el lago:




Fuimos a un lugar muy bonito en el km 18, donde nos dimos con torta tibia de manzanas y licuado de frambuesa con jugo de naranja.


Martes 12-10-2010. Fuimos a la base del cerro Catedral. Este fin de semana se cerraba la temporada y sólo había nieve en  lo alto de los cerros. Todos los negocios ya estaban cerrados, y tuve la misma impresión que la anterior vez que lo ví, también fuera de temporada, que no es un lugar impresionante, a pesar de su fama.
Después fuimos al Lago Gutierrez y al arroyo Gutierrez y caminamos hasta la cascada.



Pasamos por el supermercado La Anónima para comprar los ingredientes porque Mirta hizo fondue de queso, que estaba exquisita.
Estos carritos no los vi en BA!!


Esta es la fondue, buenísima.


Las picaduras me molestaban, me puse hielo pero sólo me calmaba momentáneamente. No había llevado el carnet de OSDE, así que Mirta me llevó a la sede local a buscar una credencial provisoria y después a un sanatorio, donde me atendió un médico de guardia. Tenía el antebrazo colorado y duro, el médico me dijo que parecía picadura de jején y que parecía estar infectado, así que me recetó un antibiótico, un antiinflamatorio y un antihistamínico.
Mirta llevó a Dalí a la peluquería y quedó asi, todo vaporoso:


A las 7 de la tarde fuimos para el aeropuerto, mi avión salió media hora más tarde y llegué a casa a las 12. Gracias al antihistamínico dormí gran parte del viaje. 






1 comentario:

  1. no hay mejor terapia que un viaje a un buen lugar lleno de naturaleza y un ambiente tranquilo, se sabe que tambien en este sitio nos ofrecen hospedajes de primera, lo leí en este blog cabañasenzacatlan.com

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