VIAJE A ECUADOR - ISLAS GALAPAGOS: ESPAÑOLA

Miércoles 28-7-2010. Logré dormir con el barco navegando y cuando me desperté ya había llegado. A las 7 desayunamos y entre las 8 y las 11,30 se subieron a los kayacs e hicieron snorkel en el agua congelada, incluso algunos volvieron al barco nadando. Y eso que estaba muy nublado y caía la famosa garúa.

Ví todo esto desde la cubierta superior. Aproveché para charlar con el capitán, que es un ecuatoriano de unos 40 años. Me contó que es capitán de barco desde 1996, y que trabaja seis semanas y tiene tres de franco, y que extraña a su hija de nueve años. La tripulación trabaja seis semanas y tiene dos de franco.

También me contó que el barco va a una velocidad promedio de 10 nudos, o sea 18 km por hora, y que el Parque regula la cantidad de barcos que van a cada isla.  

A las 11,30 subimos todos a los botes e hicimos el wet landing en la playa. Es la parte norte de la Isla Española, que está desahabitada como la mayoría de estas islas por falta de agua potable.

Es una playa de por lo menos 1 km de largo, de arena blanca y gruesa. Los once adolescentes ayudaron a una tortuguita que según Rocío había nacido hoy mismo, a llegar al mar, espantando a los pájaros que la perseguían para comérsela.

Los once pegaron un grito de júbilo cuando logró llegar al mar, y otro de desilusión un minuto después cuando uno de los pájaros se la devoró de un bocado.

En la playa había lobos marinos, iguanas y tortugas marinas en el mar, a las cuales sólo se les veía la cabecita y la sombra del caparazón.

Tomé un poco de sol en la playa y volvimos al barco a almorzar. Había salido el sol pero el agua estaba congelada.

Al terminar el almuerzo el barco navegó 45 minutos hasta el sur de la misma Isla Española, a un lugar llamado Bahía Suarez..

Bajamos otra vez del barco en los botes. Hay un pequeño muelle, pero tuvimos que sortear a los lobos marinos que obstruían el camino saltando sobre las piedras. Caminamos como tres horas y la mayor parte del sendero era de grandes piedras volcánicas muy irregulares. Vimos muchisimas iguanas marinas amontonadas unas sobre otras.

Rocío explicó que necesitan regular su temperatura corporal y por eso se amontonan unas sobre otras. Los piqueros de patas azules son muy vistosos y vimos varias parejas en pleno cortejo y con las crías.

Los piqueros en pleno cortejo. Enfrentados, levantaban las patitas azules los dos a la vez, una y otra, como si bailaran.

Una novedad aquí fueron los albatros, que son pájaros grandes y con un gran pico.

Hay acantilados, y entre las piedras las olas suben a presión a gran altura.

A las 17,15 volvimos al barco. Me duelen las piernas de tanto caminar sobre las piedras, así que espero dormir mientras el barco navega hacia la Isla Floreana. A las 9 se puso en marcha, y cuando me desperté ya había anclado en la Bahía del Correo, Isla Floreana.