martes, 21 de agosto de 2012

VIAJE A ESPAÑA Y PORTUGAL - LISBOA 4


Jueves 27/1/2011. Nos levantamos tarde otra vez, 8,20. Llueve en Lisboa y no hace nada de frío. Después de desayunar me fui hasta la Plaza Restauradores y cambié cheques de viajero. Venía con la plata en el bolso. Cuando casi llegaba otra vez al hotel, alguien me agarró del brazo. Me dí vuelta, y era un hombre que se disculpó tres o cuatro veces, porque me había confundido con alguien conocido suyo. Qué susto!!
Averigüé en el hotel como ir al Palacio de San Jorge y por la excursión a Sintra y Cascais. Llovía otra vez. Decidimos ir en el metro al shopping Colombo. Ahí descubrí que la estación del metro Avenida, de la línea azul, está justo en la plazoleta frente al hotel, porque la Av. Liberdade es un boulevard. Tomamos el metro, y bajamos en la estación Colegio Militar, toda azulejada, que tiene salida directa al shopping.


Es una monstruosidad de grande.


Axel se sentó en un sillón masajeador, entramos a curiosear en una tienda de Disney que tenía disfraces de todos los personajes, y en una juguetería. Paseamos por el shopping, que a Axel le encanta pero a mi me agobia.


Dentro del shopping hay un parque de diversiones, y Axel se subió a la montaña rusa. Como era el único –yo no me subo ni aunque me maten- iba él solo en el primer carrito con todos los demàs carritos detrás.


Después fuimos al supermercado, porque yo quería comprar el chocolate amargo que compré en Braga pero no había el que yo buscaba. Compré cuadernos para Eric y Gareth, nueces y salchichas en lata.
Después fuimos a comer al KFC, que a los dos nos encanta. A las 4 de la tarde tomamos otra vez el metro hasta el hotel. Lloviznaba, pero había sol. Hoy estrené el paraguas que me compré en Madrid.
Este es el hotel NH Liberdade y se ven los ascensores, que son externos:


Hay sol pero llovizna:


Dejamos los paquetes y decidimos tomar el tranvía 12 y subir al castillo. Fuimos caminando hasta la Plaza Figueiras y lo tomamos.


Axel se burla de mí porque pretendo hablar en portugués, pero le dije a la chica que lo manejaba ¨até o castelho¨ y me entendió perfecto. Sube a la parte alta por callecitas empinadas, y pasa a un centímetro de los autos estacionados. Después de bajar del tranvía tuvimos que caminar dos cuadras más en subida, y allí hay un mirador, del cual se ve la ciudad y el río.


Hay una muralla de la época visigoda. Decidimos no entrar al castillo porque eran las 5,30, se iba a hacer de noche enseguida, y cuesta 7 euros la entrada, vamos a volver otro día. Volvimos caminando al hotel siguiendo la vía del tranvía hasta la Plaza Figueira.
Axel fue a comprarse un café al Starbucks de Plaza Rossio y yo vine caminando y antes de subir al hotel tomé un café en el patio de acá abajo y comí un pastel de Belén. Hoy ya no puedo caminar más, me duele todo. 

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