sábado, 11 de agosto de 2012

VIAJE A ECUADOR - OTAVALO Y VUELTA A QUITO


Sábado 17-7-2010. A las 8 de la mañana desayunamos. Banana y papaya, y jugo de mora, delicioso. Llovió toda la noche pero a la mañana estaba despejado. Desde el jardín de la hostería se ven los volcanes Imbabura y Cotacachi, con nieve.



Fuimos a Peguche, donde entramos a un local de una otavaleña y me enseñó cómo tejía en el telar. Por supuesto ella estaba vestida como todas las otavaleñas, con camisa bordada, falda larga, collar y aros dorados.
El mercado de Otavalo es una gran feria en la plaza y en las calles donde venden frutas, verduras, ropa, artesanías. Compré algunas cositas, pero sin duda lo mejor son las otavaleñas.


Nunca más me voy a quejar del clima de Buenos Aires. Aquí de un momento a otro hace tremendo calor, frío y llueve. Hay dos iglesias en Otavalo, una de ellas con una cúpula muy hermosa.


Fuimos a comer pizza a un bar y empezó a llover fuerte. Cuando salimos recorrimos un poco más y luego fuimos a Cayambe, que es otro pueblo de los alrededores. Esta es la iglesia frente a la plaza. En primer plano, un monumento que recuerda que el lugar ya era una plaza en tiempo de los incas.


Esta es la municipalidad, frente a la plaza.


También frente a la plaza hay un centro cultural y están pintados los retratos de personalidades que nacieron allí.


En la plaza están los lustradores de zapatos.


Fuimos a un lugar que era como una panadería que vendía unos bizcochos exquisitos y rollitos de muzzarella (le dicen queso tierno). Ambos eran exquisitos. Decididamente no estoy pasando hambre en Ecuador.
En la misma cuadra estaba esta puerta tan curiosa, que es muy común en la zona.


Volvimos a Quito por la Panamericana, que no es precisamente como la nuestra, ya que es camino de montaña sinuoso y ruta de doble mano. Sale el sol, hay niebla, de repente desaparece la niebla y llueve, y así todo el tiempo. Patricia me dejó en el NuHouse. En la esquina hay un mercadillo. Fui a tomar un jugo de mango y paseé por allí.
Más tarde fui a comer un sándwich a la esquina y volví al hotel.


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